Viacrucis por cupos de matrículas

ATILIO RUGEL ALBÁN

Se está haciendo una telenovela en el país el drama del cupo para matrículas a los padres de familias, que tienen el ineludible deber de educar a sus hijos y sacarlos adelante; esta situación les obliga a permanecer hasta casi por 24 horas frente a los templos educativos para conseguir el cupo y luego proceder a matricularlos. Este esfuerzo dignificante de los adultos que pasan a la intemperie aguantando frío por las noches, lluvia y mañanas calurosas, pasa inadvertido porque muchas autoridades que todavía no han aprendido a planificar estas acciones que son repetitivas cada año escolar y que no tienen ningún invento nuevo, salvo el motivo de que aumenta el número de aspirantes.

Lo peor del caso es que muchos padres de familia que luego de pernoctar por largas horas al llegar donde las personas responsables, les dicen que tienen que ir a otras instancias para conseguir otros requisitos que con antelación habían expresado no eran necesarios y eso significa una contrariedad, porque abusan del tiempo de las personas, de su cansancio y de las molestias que derivan de parte de quienes creen que sentarse en un escritorio es mandar a control remoto y no medir los absurdos que cometen para terminar con las consabidas disculpas con las que creen haber subsanado todo.

Los ecuatorianos creíamos que ya habíamos superado la barrera del tráfico de influencias, situación que continúa y que sigue ejerciendo sus efectos con la puesta en mano muchas veces de dinero y con eso solo se logra marginar a progenitores que por no tener cómo pagar una educación particular, recurren a establecimientos fiscales de trayectoria, recibiendo el desplante que parece mentira todavía existe en el siglo XXI y que creíamos se había terminado. Es decir, que estamos regresando al pasado y dando un paso hacia adelante y dos para atrás.