Profesión política

Santiago Pérez Samaniego

Los últimos acontecimientos relacionados con altos funcionarios o figuras de la política latinoamericana son preocupantes. La corrupción, procesos judiciales, escapes al extranjero, la cárcel o la muerte han marcado en los últimos días el panorama político regional. En pleno siglo XXI, podemos sin miedo catalogar como homogénea a la clase política del continente por el alto grado de populismo y demagogia en su discurso y propuesta. Existen coincidencias que asustan y que no necesariamente están relacionadas a su corriente de pensamiento, sino a figuras personalistas que se han mostrado como soluciones electorales o en las esferas más altas en la toma de decisiones.

Sin embargo, el problema va más allá, existe un fenómeno que muestra una evolución negativa de la política, como es la profesionalización de la misma, es decir, la política ha pasado a considerarse crecientemente como una forma de vida. Según Uriarte, esto se traduce en un aumento en el número de personas que realizan desde el inicio una carrera exclusivamente política y que incrementa el número de años en la profesión del conjunto de políticos, y que aumenta también el número de personas que viven de ella. Asimismo, en base a la necesidad de conocimientos especializados en todos los ámbitos, y debido a la composición de la clase política y a la racionalización de los métodos de trabajo y organización de la dinámica interna de los partidos, se han creado gran cantidad de ocupaciones alrededor de la política.

Otra distinción importante, es que el profesional de la política contemporáneo no es necesariamente un experto o un verdadero profesional en el campo, ya que muchas veces no posee las competencias especializadas requeridas para desempeñarse en forma comprometida con la dirección de la sociedad. Es así, que algunos gobernantes a simple vista pueden aparentar vocación pero resulta que no son personas idóneas en materia resolutiva para la toma de decisiones en los gobiernos o esferas de poder.

El ejercicio de la política requiere restaurar valores básicos de convivencia humana: ética, tolerancia, pasión por el servicio y honestidad. A ello, se debe sumar, la preparación suficiente y necesaria, para hacer del servicio público eso: un servicio y no un auto beneficio exclusivamente. (O)

Twitter: @santiagojperezs