Día y medio

En nuestro querido Ecuador post revolucionario, suceden cosas increíbles. El Día del Trabajo, por obra y gracia del Presidente Lenín Moreno, se convertirá en “día y medio del trabajo” (el año pasado fueron dos) ya que el mandatario ha decretado que, además del traslado del descanso del miércoles primero de mayo al viernes 3, se descansará también media jornada del miércoles, dizque para que reconocer la importancia del Día Internacional del Trabajo. En el Decreto Ejecutivo, se dispone que las cuatro horas de descanso no son un regalo, sino que deberán reponerse a razón de una hora diaria, a partir del 6 de mayo, dejando en libertad al sector privado para que decida cualquier otra forma de recuperación, lo cual implica que para el sector público sea obligatorio. La razón de la reforma legal, que determinó el traslado de los días feriados que ocurren entre semana al lunes o al viernes, según corresponda, radica en la conveniencia de no interrumpir el trabajo durante la semana y, además, para que los empleadores puedan planificar sus actividades, conociendo de antemano cuáles serán los días feriados en cada año. Pero, como sucede con demasiada frecuencia en nuestro país, las leyes no se respetan, y si bien en la reforma legal aludida se dejó abierta la posibilidad para que el Presidente de la República pueda suspender las jornadas de trabajo, se entiende que esa facultad debería ser para casos excepcionales, y no convertirse en una regla. ¿Qué pasará, me pregunto, con aquellos empresarios que planificaron laborar normalmente el miércoles, para cumplir con una labor encargada, entregar un producto o concluir una obra? ¿Los maestros que dictan clases, y cuyas jornadas culminan a las dos de la tarde, las suspenden a las 12:30? ¿Las diligencias judiciales señaladas para la tarde del miércoles, se reprograman para quién sabe cuándo?; ¿los términos que están transcurriendo para contestar una demanda o para cualquier diligencia, quedan en el limbo por cuatro horas? Parece que el Lcdo. Boltarie no tiene quién lo asesore, y le haga notar el desbarajuste que causa con este tipo de decisiones. Aquí no se puede planificar ni siquiera a corto plazo.