Calificaciones no dan excelencia

Mariana Velasco

Ser abanderado, presidente del Consejo Estudiantil o tener sobresalientes calificaciones, no son factores determinantes de excelencia en la trayectoria profesional. Dentro y fuera de nuestro país, artículos académicos y publicaciones, demuestran que es moderada la correlación entre las calificaciones y el desempeño laboral.

El sistema educativo ecuatoriano, a través de las calificaciones pocas veces evalúa cualidades como: creatividad, liderazgo, capacidad de trabajo en equipo, inteligencia social, emocional y política. Al menos la universidad debería facilitar a los alumnos correr riesgos intelectuales porque al afrontar fracasos y tropiezos, obtienen experiencia y les vuelve resilientes.

Tal vez esto explique por qué Steve Jobs terminó el bachillerato con promedio de 80; J. K. Rowling se graduó de la Universidad de Exeter con apenas un promedio de 75 y Martin Luther King Jr. solo obtuvo un 100 en los cuatro años que estuvo en la universidad.

El sistema premia con las notas más altas a los estudiantes que se embuten de información para vaciarla en los exámenes. Sin embargo, el éxito profesional a menudo no tiene que ver con encontrar la solución adecuada para un problema, sino con encontrar el problema adecuado para darle una solución.
Obtener siempre la calificación más alta requiere adecuarse a las normas, aunque implique aislarse socialmente, mientras que ser un profesional prestigioso exige originalidad y no siempre los mejores estudiantes son los visionarios del futuro.

¿Llegará el momento en que los alumnos decidan al final del semestre si prefieren ser evaluados sin calificaciones, es decir, solo con nota de aprobado o reprobado? No alcanzar los resultados esperados en la etapa estudiantil puede prepararlos para alcanzar grandes metas en la vida.

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