La política y sus actores

Joffre Daza Quiñónez

Definitivamente, la burundanga sintética, creada para los políticos nacionales e internacionales, que disfrutan del poder cuando están en el sillón dorado, que pueden disponer de su gran poder efímero, hace que ‘la burundanga’, también llamada escopolamina, les provoca un automatismo en su cerebro, causando un estado de sumisión ante cualquier orden.

De este modo, algunos como Nicolás Maduro, a veces dice que ni Dios le puede sacar del poder, otras veces llora como una Magdalena cuando se ve amenazado por la arremetida del pueblo, al saber que su fin como presidente está muy cerca; otras como la Presidenta de nuestra Asamblea Nacional, en su automatismo embebida de la escopolamina, dice palabras soeces, ‘hp’ y cuando les pasó la reacción o ven amenazado su poder en el Ecuador, muy suelta de huesos dice que es normal que ocurra esto, que cotidianamente los asambleístas se putean y que es normal que se negocien votos, es decir, las normas morales, éticas y de integridad en la que creíamos.

En la señora Presidenta de la Asamblea Nacional no existen tales normas o valores, es normal, parece que tiene su código de comportamiento propio; nos parece que deben renunciar Presidenta y Ministra. Parece que la droga del poder, definitivamente les ha provocado un automatismo a ciertos funcionarios y exfuncionarios, porque se han iluminado, presentan planificaciones en papel de una Esmeraldas perdida, descubierta por ellos, en la que el paraíso quedará corto, frente a la belleza que plantean realizar, ahora en sus sueños enfermizos de llegar a las altas dignidades.

La mayoría de autoridades, marcha en su propio terreno, sin que Esmeraldas tenga resueltos temas vitales con agua potable, pavimentación, salud, alcantarillado, jardines, canchas deportivas, en fin, no hay bienestar ni felicidad. Requerimos urgente el trabajo unificado de todas las autoridades, que permita una gestión y administración coordinadas y planificadas, de tal suerte que las obras se realicen a cabalidad y por fin que llegue el desarrollo.

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