Día del Trabajador

Ángel Polbio Chaves

Desde el 23 de abril de 1915, en el que presidente Leonidas Plaza expidió el correspondiente decreto, el Primero de Mayo fue declarado “día feriado para los obreros del Ecuador”. Este año, por esas veleidades heredadas del correato, debió festejarse el viernes 3 de mayo, pero el presidente Moreno autorizó un feriado “recuperable” el miércoles primero, a fin de que las centrales obreras puedan cumplir con el rito de desfilar por las calles de las ciudades ecuatorianas repitiendo las consignas de su “plataforma de lucha”, que lamentablemente no ha tenido mayor variación por lo menos en los últimos 30 años: “abajo el imperialismo”; “abajo las leyes anti obreras”; “contra la corrupción”; “no a la flexibilización laboral”; “abajo el Fondo Monetario ”… y algunas del mismo tenor.

En un país con tan alta desocupación: NADA. Frente a la desinstitucionalización nacional: NADA. Propuestas imaginativas para afrontar los problemas de pauperización de la población: NINGUNA. Luego del desfile, la concentración, el discurso inflamado contra el gobierno y nada más; todos a sus casas y a tratar de enfrentar la pobreza y a hacer milagros para sobrevivir, con el contento de saber que “por lo menos tengo trabajo”.

Y del otro lado, igual. ¿Hasta cuándo aquellos que pusieron sus recursos a buen recaudo por temor a la revolución del nefasto socialismo del siglo XXI, no toman la decisión de traerlos de vuelta al Ecuador?. ¿Hasta cuándo hemos de esperar que se tomen decisiones para ampliar la empresa; para ser más productivos?; ¿para ofrecer oportunidades de trabajo a más compatriotas que se esmeran cada día por prepararse y que cuando alcanzan un título, después de la fiesta, ven pasar los días sin tener opciones de un trabajo que responda a sus anhelos de contribuir al desarrollo nacional? ¿Hasta cuándo solamente pedimos menos impuestos, pero sin ningún compromiso? ¿Hasta cuándo?