Red de espionaje

Rosalía Arteaga Serrano

Parecería que es parte de una novela de ciencia ficción y que viene como engendro de una afiebrada mente criminal. Pero no, la noticia la trae nada más y nada menos que un medio de comunicación como el prestigioso diario norteamericano New York Times, tanto en sus versiones en inglés como en español, y hace relación con una tecnología china exportada a Ecuador.

Por supuesto que cuando uno ve de por medio el nombre del país, el interés se redobla, y nos encontramos con que la tal tecnología tiene que ver con el espionaje, el que hace el Estado ecuatoriano a sus propios ciudadanos. Y el que también ejercen, con la misma tecnología y comprada al mismo país, por varios regímenes autoritarios y dictatoriales del planeta.

Dentro de la paranoia del régimen anterior, todos los mecanismos estaban justificados, a la manera de un moderno maquiavelismo, por ello se instalaron, según mencionan los investigadores del New York Times, 4.300 cámaras a lo largo y ancho del país, que a su vez se envían a 16 centros de monitoreo en los que trabajan alrededor de 3.000 personas.

Espionaje institucionalizado, que no ha mejorado para nada la situación de cometimiento de delitos en el país y que nos deja a los ecuatorianos como sujetos al delirio del ‘Gran Hermano’ estatal que puede usar la información a su antojo. Tal como en la novela ‘1984’ del periodista inglés George Orwell, que leímos en nuestra juventud.

Una nefasta herencia que nos deja el régimen correísta por el que, increíblemente, aún algunos incautos suspiran. Qué grave es cuando se pretenden conculcar las libertades individuales a costa, no del bien común, sino de satisfacer los delirios de quienes pensaron que el poder iba a estar siempre en sus manos.

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