Postgrados

Eduardo F. Naranjo C.

Las equivocaciones del gobierno anterior rebotaron en caterva de fraudes llamados “postgrados”, llevando al país a un gran engaño. La intención era dar el salto hacia el futuro, pero no ocurrió, la planificación fue desastrosa en manos del farsante que dirigió la Senescyt, el salto del conocimiento no resultó.
Enviaron al exterior numerosos jóvenes a postgrados o cursos especializados, con la misión que retornen, para aportar al crecimiento, sin embargo, dada nuestra estructura económica, un porcentaje de esos profesionales y quizá los mejores, una vez arreglado su compromiso financiero, volvieron al extranjero, porque allá se les ofrecía muy buenas oportunidades con salarios saludables, en tanto aquí se encontraron con casi nula oferta laboral para su preparación y si hubo fue con bajos salarios.

Los que lograron regresar a cátedras universitarias quizá están aportando para bien del país. Pero esto también propició un auge en el “negocio de la educación”, nuestras entidades educativas ofrecen títulos de maestría y doctorado (Phd) que no son lo que deberían ser y hasta los hacen vía internet.

Florecen casos de falsos titulados, algunos en la administración pública, donde funcionarias y funcionarios presentan currículos con 3 y 4 postgrados, de dudosa autenticidad. Una maestría garantizada lleva al menos 2 años de trabajo diario e intenso, no se diga un Phd, grado que puede tomar de 3 a 5 años, título exclusivamente para investigadores o profesores de alto nivel que requiere mucha información, realizar investigación científica de campo y dominar “filosofía de la ciencia”, que es la capacidad de alcanzar los límites del conocimiento, detectar problemas, planear hipótesis y obtener resultados bajo un rígido método. ¿Los políticos tienen tiempo para esto?

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