40 años de mentira

Diego Cazar Baquero

La etimología dice que democracia es el gobierno de todos. Siendo así, la democracia es una gran mentira. Hace 40 años, luego de cerca de una década de dictaduras, Ecuador recuperó una vida política decidida en urnas. El ganador, Jaime Roldós, dijo en su discurso final que “los principios valen por sí y no por su condicionamiento a determinadas doctrinas políticas”. Minutos después murió y entonces volvimos a esta cuarentena interminable, llena de esas fórmulas vacías que usan los políticos para fingir decencia.

Luego de cuatro décadas no podemos decir que esto que vivimos sea democracia. Democracia es tener conciencia de nuestros actos políticos gracias a un sistema de educación de altísima calidad. Pero, mientras los gobiernos continúen empeñados en institucionalizar la ignorancia, no habrá nada parecido. La relación entre la participación electoral y los niveles de educación es profunda y la obligatoriedad de votar en estas condiciones solo agudiza lo nebuloso de los resultados, pues la ignorancia de la mayoría es la tiranía de la mayoría.

Según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (2017), 5.4 millones de ecuatorianos registran escolaridad inconclusa. 670.000 de ellos son analfabetos y no existe un dato técnico de analfabetismo digital.

Los últimos dos gobiernos se vanaglorian de haber erradicado el analfabetismo. Quieren hacernos creer que escribir unas palabras, leer sin comprender y tener un ‘smartphone’ es suficiente. Pero mienten. Que un puñado de ladrones perciba sueldos luego de fracasar estrepitosamente no es democrático. Nos miente un modelo que no se interesa en separar los poderes del Estado y en el que la Constitución –que debería garantizar derechos– es instrumento a conveniencia de funcionarios cuyas cualidades son cuestionables.

Democracia es más que rayar un papel y entregar nuestros destinos a desconocidos delincuentes de más o menos buen verbo. Un país de desaparecidos, de femicidas, de niños trabajadores, de policías y militares vinculados con redes de trata y narcotráfico solo es mentira.

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