De opiniones, críticas y criticones

Santiago Ochoa

Dar una opinión es emitir un criterio (positivo o negativo) según la información que poseemos. Hacer una crítica, es dar una “opinión” sobre cómo mejorar algún aspecto de una cosa, una actividad, o una acción etc. Ser “criticón” es hacer una crítica (generalmente negativa) sin ningún argumento, o con argumentos erróneos, creando quejas y problemas sin solución.

Cuando se tiene fundamentos, las opiniones pueden ser en diversos sentidos, y aunque entre dos personas, las mismas sean opuestas, las dos personas pueden estar en lo correcto, o equivocadas (no hay un ganador). Las opiniones dependen de los argumentos que poseamos, de nuestro entorno, o de la satisfacción que nos cause la idea o actividad de la cual estamos opinando.

Cuando se tiene argumentos, las críticas, si son constructivas, ayudan a los receptores. Se puede mejorar un proceso, modificar ideas, o incluso, eliminar estereotipos; pero, alguien que hace una crítica, debe dar el ejemplo y no debe hacer lo mismo que está criticando.

Sin embargo, alguien que no tiene argumentos, ni está dando opiniones positivas, ni está haciendo críticas constructiva, y que también hace aquello que está criticando, seguramente quiere descomponer lo que critica en vez de mejorarlo.

Para poder opinar, ser críticos y no convertirnos en “criticones” es importante que la información que poseamos sea verificada, y que el fin de la misma, sea la proactividad.

En nuestra sociedad la información que consumimos, la que compartimos y la que generamos no siempre es contrastada, por lo cual hay que tener cuidado con caer en opiniones erradas, mal intencionadas o no fundamentadas, pues nos puede convertir en una sociedad de “criticones”. Para ser una mejor sociedad, debemos predicar con el ejemplo, buscar fundamentos, y ser proactivos. (O)

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