Por la Panamericana norte, que une a Ibarra y Tulcán, luego de pasar el control policial, a unos metros, existe un puente que une a Carchi con Imbabura y es el desvío para dar continuidad a la carretera Mira-El Ángel-Bolívar. A poca distancia del ducto, en la vía se observa un letrero que invita a pasar a la comunidad de Mascarilla.
Una calle cubierta de adoquines, que lleva a la iglesia de la comunidad, es uno de los ingresos a este pueblo carchense, polvoriento y caluroso, el cual es reconocido por sus máscaras de arcilla, hechas a mano por las mujeres de la Asociación Grupo Artesanal Esperanza Negra.
Los visitantes creen que el nombre del pueblo se debe a las artesanías que se hacen allí. Sin embargo, los moradores del sector aclaran que la denominación del lugar nace del apelativo ‘más-carillas’, que significa alegres, fuertes, forzados.
Otras manifestaciones
El baile de la botella sobre la cabeza es otra de las constumbres y la riqueza cultural que tiene este pueblo afrodescendiente. Anita Lucía Lara, oriunda de la zona del cantón Mira, ha mostrado sus habilidades del baile en eventos internacionales que se han desarrollado en Colombia e Italia. Para ella, bailar con la botella sobre la cabeza es mostrar la esencia de la alegría e identificación del pueblo afroecuatoriano, que los ancestros han mantenido desde épocas de la esclavitud, pero que ha perdurado en el tiempo y en el espacio.
De acuerdo con Anita, el baile nació luego de que los patrones, en las celebraciones, entregaban las botellas de licor a los fiesteros y ellos acostumbaban a llevar la botella sobre la cabeza para brindar a los amigos, en medio de los ritmos musicales.
Esta dama tiene una particularidad: la de llevar canastos, tinas, entre otros objetos, también sobre la cabeza.
Medicina
Además de las mascarillas o el baile de la botella, se conserva la medicina ancestral.
Rosa María Angelina Minda Anangonó tiene esa sabiduría para curar a los enfermos, desde cuando ella cumplía los primeros 15 años de vida. Cuando trabajaba en una hacienda en Imbabura tuvo que ayudar a la ‘limpia’ de una mujer que se encontraba en estado de gestación y luego apoyó en el nacimiento del bebé.
EL DATO
El empuje por el trabajo y hacer perdurar sus costumbres es, entre algunos aspectos, lo que está arraigado en Mascarilla.A partir de ese instante, doña Angelina se convirtió en ‘la doctora de la comunidad’, quien es visitada por los pacientes en su vivienda que se ubica a pocos metros de las minas de material pétreo del lugar.
Asimismo, Angelina es conocida en el lugar y algunas comunidades de la cuenca del río Mira por su ‘especialidad’ de comadrona o partera, quien asiste a la mujer durante el periodo de gestación, en el parto y luego del alumbramiento del nuevo bebé con la tarea del ‘encaderamiento’.
Ella, tras aliviar las dolencias de sus pacientes, siente una paz interior, una satisfacción, lo hace como una obra de caridad. Estas, entre otras manifestaciones ancestrales, se mantienen vigentes en la comunidad. (DHL)