Dr. Trujillo

Siempre me he identificado con la frase de Camilo José Cela que dice «Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la padecen», y en ese momento en que el país enlutó al perder al Dr. Julio César Trujillo, la misma tomó fuerza, pues está claro que si existen personas capaces de hacer historia. Pero en medio de la dura pérdida para el país, tratándose de un hombre de bien que sirvió hasta el último momento, es inevitable indignarse con las posturas de mofa que politiqueros de poca monta han optado con el afán de desacreditar la trayectoria limpia de Trujillo. No hay algo que fastidie más a aquellos que usurparon el poder, que exista alguien a quien en su despedida se le rinda verdaderos honores, alguien que su legado lo construyó en vida, que pese a su avanzada edad estuvo dispuesto a sacrificar su paz y tranquilidad para enmendar en medida de lo posible la catástrofe heredada del correísmo, pues a diferencia de aquellos quienes lo juzgan por su paso en el CPPCS-T organismo que jurídica o políticamente evidenció errores, se despidió con la conciencia tranquila sin deberle nada al país, como un claro ejemplo de lo que es el auténtico servicio público, alguien que enfrenó durante varios años y períodos, verdaderas batallas políticas y sociales, alguien que jamás huyó con los bolsillos llenos de plata mal habida, que por el contrario se despide evocando sencillez y con el espíritu lleno.

Es justo rendir homenaje a ese hombre sencillo, a quién los estudiantes de derecho de la PUCE encontrábamos en los pasillos y sabíamos que era un hombre íntegro y conocedor de la ley, que su sola presencia en cuanta función represente implicaba seriedad y garantía de rectitud. Al menos para quienes buscamos espacios de objetividad en medio de este entramado juego político nacional, que busca protagonistas para cada capítulo de terror que culmina con afectaciones al erario público, podemos decir que ojalá existieran más servidores públicos de esa clase, preparados y dispuestos a sacar el Ecuador adelante. La burla de una desgracia humana, que se la queden aquellos pobres de alma, miserables que confunden la fama y poder de coyuntura, con lo que en realidad significa el trascender y no únicamente ascender en cualquier espacio de gobierno.

Que la vida y trayectoria del doctor Trujillo sea la inspiración de las presentes y futuras generaciones, que confiamos en que se puede vivir mejor, que creemos que el estado mafioso que se ha pretendido instituir, desaparecerá en medida que quienes lo fundaron vayan ajustando cuentas con la justicia, y que solo en el momento que la mayoría decida revelarse contra la corrupción, las condiciones de vida especialmente para los que más necesitan, cambiarán para bien.