Y tu ¿quo vadis?

Marlon Tandazo Palacio

Cuenta la tradición apócrifa que el emperador Nerón arremetió fuertemente contra el cristianismo. Pedro, uno de los doce apóstoles, al ver en peligro su vida huye de Roma encontrándose en el camino con el mismísimo Jesucristo, quien cargaba una cruz. Al percatarse del hecho Pedro pregunta: “¿Quo vadis, Domine?» (¿Mi Señor a dónde vas?) Jesucristo le responde: “a ser crucificado nuevamente en Roma”. Pedro avergonzado decide volver para ser arrestado, condenado y crucificado cabeza abajo. En el lugar de su sacrificio, se erige la Basílica de San Pedro.

Yo te pregunto ¿Cuándo huiste la última vez? ¿Acaso fue cuando embarazaste a tu novia y huiste de tu responsabilidad? ¿O aquella ocasión cuando abandonaste a tus hijos y no has vuelto a saber de ellos? ¿O quizás cuando tus ancianos padres requirieron de tu ayuda y te hiciste el desentendido/a? ¿O cuando el niño de casa te invitó a jugar y le contestaste que estabas muy ocupado? ¿Posiblemente cuando tu pareja te pidió salir juntos y respondiste estar cansado/a? ¿O cuando tu cliente ansioso de retirar su obra escuchó de ti el famoso vuelva mañana? ¿O tal vez cuando con tus copas adentro atropellaste a aquel inocente y aceleraste evitando la condena? ¿O cuando estabas tan ocupado/a revisando tus redes sociales que ignoraste que tu hijo deprimido necesitaba ser escuchado y acaba de adquirir a escondidas su primera dosis? ¿O tal vez cuando te negaste a decir perdóname, te extraño o te amo?

¿A dónde vas? ¿Piensas que huyendo de tus responsabilidades escaparás de ellas? No sé si te ocurra lo mismo que a Pedro, que necesitó encontrarse con el mismísimo Jesucristo que le dijo “voy a Roma a ser crucificado nuevamente”. Y entonces avergonzado, vuelvas a hacerte responsable de tus actos. Espero que te estés preguntando ahora: ¿a dónde vas? (O)

[email protected]