‘Mucho, mucho amor’

Salvatore Foti

El “Discurso a la nación” del presidente Moreno este 24 de mayo está lleno de esperanzas y de buenos propósitos. Nos contó sobre el “Ecuador que queremos”, mas no el Ecuador que vivimos. Según el señor Presidente, se han reducido gastos y se ha puesto orden en la economía. Miles de créditos otorgados, recaudación récord por el SRI, apoyo a la empresa privada, a la prensa y, sobre todo, “mucho, mucho amor”.

Sin embargo, el país sigue viviendo con incertidumbre justamente en lo que es el aspecto económico. Hay desempleo y la economía no logra crecer como debería, después de tantas “buenas decisiones”. El mismo Banco Mundial habla de un crecimiento del PIB para 2019, del 0,1% y parece que esto en el “Discurso a la nación”, junto a otras cosas, se quedó en el tintero.

La economía está muy estancada y, por suerte, el precio del petróleo se mantiene consistente a nivel mundial, si no, llovería sobre mojado. Pero el discurso tuvo énfasis sobre algunas buenas noticias como, por ejemplo, la eliminación del “impuesto verde”. Pero todo parece bastante superficial, parches para que la gente calle y siga ignorando lo que podría reservarnos el futuro.

En Argentina también hubo un cambio de presidente e intentaron sacar al país adelante reduciendo a subsidios y pidiendo préstamos al FMI, que hoy no pueden pagar. Argentina vive una profunda crisis económica. Por esto era que en el discurso nos expliquen cuáles planes se implementarán para que las decisiones económicas que se están tomando, de manera bastante hermética, no terminen afectando aún más al país.

Lo que preocupa no es que se recurra a recetas drásticas para sacarnos de la crisis, sino si se están tomando las medidas adecuadas y si hay más sorpresas impopulares que nos vayan a caer encima. De seguir así, el país se parecerá más a un “tren playero” despreocupado. El problema es que quienes no alcanzamos a tomar el tren o no tenemos asientos reservados, podríamos enfrentarnos muy pronto a una grave crisis que nadie va a solucionar, ni siquiera con “mucho, mucho amor”.

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