Recorrido por el museo de la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit

INCLUSIÓN. En la galería de escritores se añadieron ilustraciones de autoras que sobresalieron en las letras nacionales.
INCLUSIÓN. En la galería de escritores se añadieron ilustraciones de autoras que sobresalieron en las letras nacionales.

¿Será posible reunir toda la producción escrita de un país en una sola biblioteca? En 1929, el padre Aurelio Espinosa Pólit aspiró a conseguirlo. Fue así que en el Noviciado de Cotocollao, en el norte de Quito, inició la búsqueda y la clasificación de documentos nacionales, que se fue llenando de manuscritos originales y primeras ediciones, tesoros invaluables para los lectores e investigadores que hoy llegan a sus salas.

A 90 años de su creación, la Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit (Beaep) es el mayor repositorio bibliográfico del país, hogar de alrededor de medio millón de ejemplares. Además, el lugar ha ampliado su oferta cultural con un museo que reabrió sus puertas el pasado abril, con una propuesta renovada que aborda cronológicamente la historia de Ecuador.

El Dato
La Biblioteca se encuentra en el proceso de digitalización de todos sus contenidos, que pronto estarán disponibles en la web. Pablo Rosero, coordinador técnico del Centro Cultural Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit, acompañó a La Hora en un recorrido por los secretos que resguarda el recinto.

Detalles del lugar

En cada esquina se conservan vestigios del paso por este mundo de grandes pensadores y científicos. Por ejemplo, en la planta baja está el herbario del padre Luis Sodiro, uno de los fundadores de la Universidad Politécnica Nacional. Todos los especímenes recolectados por el padre se conservan en un ala de la construcción.

El recorrido por el museo inicia en el antecoro de la capilla del antiguo Colegio Loyola, que funcionó de 1949 a 1970 en el lugar. Actualmente, en la capilla se exhibe una exposición del archivo fotográfico y documental de la Beaep, que estará abierta hasta el 31 de julio.

En el antecoro hay una muestra de crucifijos, “muchos de ellos de la Escuela Quiteña”, señala nuestro guía. Algunos están atribuidos al escultor cuencano José Miguel Vélez, y otros, al quiteño Pampite.

TOME NOTA
Los recorridos guiados son de martes a domingo a las 9:00, 11:00, 13:00 y 15:00 (gratuito).La primera sala a la que ingresamos está dedicada a la colección arqueológica, donde se conservan restos que datan de hasta 10.000 años a.C.

La siguiente parada es la sala de arte colonial. Historias de santos que dialogaron con samuráis, los misterios detrás de la Inmaculada Concepción y obras auténticas de los escultores coloniales son parte de la muestra.

Objetos que hicieron historia

Más adelante, los visitantes se encuentran con uno de los primeros impresos que se emitieron en el país, en el siglo XIX. Se trata de la invitación a una defensa de tesis, que rebatía la idea generalizada por la Iglesia de que la Tierra es el centro del universo.

En la misma sala, hay una réplica del manuscrito del Himno Nacional, del puño y letra de Juan León Mera, cuyo original está resguardado en una bóveda de la biblioteca. “Tenemos el borrador, incluso con los tachones y correcciones, y el texto pasado a limpio”, indica Rosero.

Una de las principales atracciones del museo es la colección de objetos que pertenecieron a Gabriel García Moreno, entre los que constan el mensaje que llevaba en el bolsillo de su levita el día en que fue asesinado, el machete que usó Faustino Lemus Rayo en el crimen y un fragmento del cráneo del expresidente.

Hacia nuestros días

Los pasillos de la Beaep rinden homenaje a la pintura nacional. Una enorme selección de arte paisajista simula una ventana hacia los escenarios naturales más hermosos de nuestras regiones.

Un artista de gran presencia en la exhibición es Víctor Mideros, ibarreño que destacó por el simbolismo y la autenticidad de sus obras de temática religiosa.

Siguiendo con el recorrido, llegamos a la Galería de Escritores y Escritoras Ecuatorianos. La colección de retratos fue iniciada por el padre Aurelio, a mediados del siglo XX. Debajo de cada pintura se exhibe un original de su obra más emblemática. Ahí destaca una edición de las ‘Primicias de la cultura de Quito’, de Eugenio Espejo.

“Son 28 personajes, que solo son hombres. Nosotros quisimos empezar a incorporar mujeres y, por lo pronto, hicimos una selección de ilustraciones de 7 mujeres representativas de las letras ecuatorianas. Con el pasar del tiempo, queremos que ellas también tengan un óleo, como se lo merecen”, explica Rosero. Entre las homenajeadas están Dolores Veintimilla Carrión, Marietta de Veintemilla y Nela Martínez.

El recorrido cierra con una sección tecnológica y una sala de cartografía, que abarca 8.000 mapas. Finalmente, ingresamos al despacho y biblioteca personal de Aurelio Espinosa Pólit, donde se encuentra un festín de ediciones de las obras del poeta latino Virgilio, en varios idiomas. “Los expertos dicen que esta es la mayor biblioteca sobre Virgilio, la mejor”, dice Rosero.

Con este inesperado hallazgo, nos despedimos de la emblemática biblioteca, con profundas ansias de volver a seguir explorando sus innumerables riquezas. (AA)