El ‘perreo’

Adolfo Coronel Illescas

Al son del ‘perreo’, un ritmo y baile feos, algunos concejales y concejalas han iniciado su enjambre de ideas e iniciativas, preocupados por los perros y la perrera municipal. Dicen que en sus pesquisas fiscalizadoras han encontrado abandonada una caja metálica que presumiblemente se trata de una “cámara de gas”, donde se cometía un “perricidio”, porque todo apunta a que en la administración anterior se adquirió este mueble de metal con un “huequito” por donde se introducía el gas para eliminar a los perros callejeros.

¡Qué ingenio! ¡Qué capacidad de imaginación! ¡Qué talento! ¡Qué bestia!, como dicen los muchachos, para hacernos creer que una caja vieja pudo ser una “cámara de gas”. Lo peor es que algunos lo creerán. Qué tiempo perdido en elucubraciones, supuestos y cuentos de a perro, que en nada benefician al pueblo que los eligió para que trabajen por el bienestar, adelanto y progreso de la urbe lojana y del cantón.

Si de verdad están para el ‘perreo’ que se ocupen de darle viabilidad al proyecto de ordenanza que hace nueve meses un concejal propuso, para crear la Jefatura Municipal de Recuperación Animal, para el rescate, control y vigilancia animal del cantón Loja. Sin embargo de lo cual los concejales deberían paralelar la buena salud de los perros con las finanzas del Municipio lojano, que según las quejas están de a perro.

Que no pueden trabajar a gusto en las actuales y oscuras oficinas, porque les da susto, es un pedido al nuevo alcalde. ¿Será por eso que no se notó la capacidad de legislar y fiscalizar de los anteriores cabildantes? Hay que darles gusto. Deben acondicionarles una oficina con sala de espera, en espera de que su gestión comience por hacer las cosas bien o por lo menos, menos malas. Y las ínfulas de trabajo se manifestaron en la sesión del Cabildo, con la discusión de la jornada laboral de los concejales que por ser representantes populares exigen un tratamiento especial. Luego de una polémica, de ironías y aplausos convinieron en que siendo funcionarios públicos deben cumplir con la ley y la obligación de trabajar más de ocho horas diarias.

Un Cabildo que se inicia con el ‘perreo’ puede terminar haciendo lo mismo de lo mismo. Ojalá me equivoque y el Cabildo vuelva a llamarse así. (O)