Madre pedirá la reparación de la honra de Juliana Campoverde

ACTIVISMO. Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana Campoverde, acude con apoyo de otros familiares de desaparecidos a las audiencias.
ACTIVISMO. Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana Campoverde, acude con apoyo de otros familiares de desaparecidos a las audiencias.

El pastor Jonathan Carrillo rindió ocho versiones sobre su relación con la joven.

Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana Campoverde, quisiera que los tiempos judiciales fueran más ágiles. Ya ha pasado más de un mes desde que el pastor Jonathan Carrillo fue llamado a juicio por el delito de secuestro extorsivo con fin de muerte y todavía no se fija el tribunal penal que se encargará de la audiencia de juzgamiento.

Ha preguntado a su abogada cuándo podría fijarse el día y la hora para la diligencia, pero la respuesta es que eso demora. Mientras el tiempo pasa – el 7 de julio se cumplen siete años de la desaparición de Juliana – Rodríguez está preocupada al no poder hacer más que esperar.

Aunque el día del juicio todavía es desconocido, ella pedirá que el pastor le devuelva la honra a su hija. Rodríguez quiere que el procesado realice campañas para restablecer la dignidad de Juliana.

Paúl Ocaña, abogado de Carrillo, considera que es necesario ver cómo avanza el proceso para analizar la reparación y tendría que saber la opinión del procesado. Pero, señaló que sí recomendaría esa medida a su defendido.

Carrillo fue llamado ocho veces a rendir su versión y dar ampliaciones, la primera vez en agosto de 2012 y la última en noviembre de 2018, cuando admitió su responsabilidad en lo ocurrido. En ese periodo, los fiscales Ligia Villacrés, Jorge Nogales, Jorge Cano, Laura Machuca y Mayra Soria tomaron las versiones.

Rodríguez no cree en todo lo que dijo el pastor. Para ella, lo que pudo haber sucedido el día de la desaparición de su hija es que Carrillo con engaños subió a Juliana a su auto, le dio escopolamina, la llevó a un motel, la violó y ese mismo día la mató. El resto, dice, son coartadas. Aquí les presentamos fragmentos de lo que ha relatado el pastor a los fiscales y que se encuentra dentro del expediente fiscal. (AGO)

Primera versión 8 de agosto de 2012
° “Conozco a Juliana desde niña en la iglesia, fui maestro de ella y cuando fue creciendo era parte del equipo de la alabanza. Siempre me pedía consejos por problemas en la casa. Siempre traté de guiarle. A finales de mayo me comentó que la mamá había decidido separarse e ir a otra congregación. Una vez que ellos decidieron salir ya perdimos todo contacto. Yo me enteré por medio del Facebook que Juliana estaba desaparecida, me sorprendió. Tengo una cuenta de Facebook, mi nombre de usuario es mi nombre. No tengo alguna otra cuenta. No sabía que Juliana chateaba con el pastor Juan Solano”.

Cuarta versión 4 de diciembre de 2012
° “Me encontré con la madre de Juliana en el sector de la iglesia el sábado 7 de julio en la mañana. (Después de conocer sobre la desaparición) no tomé contacto con ningún miembro de la familia.

El nombre de Juan Solano es ficticio. Alguna vez vi una película en donde había un personaje con ese nombre o era una serie de televisión. Quiero puntualizar de que ni mi familia ni Juliana conocían de la creación de esa cuenta. Tuve abierta la cuenta aproximadamente unos siete meses, desde finales de diciembre de 2011 hasta finales de junio o julio de 2012”.

Segunda versión 14 de agosto de 2012
° “Por ignorancia o desconocimiento de la ley en ciertas situaciones como el sigilo de consejería (…) he solicitado por parte del cuerpo de pastores de Quito la autorización para que pueda abrir el sigilo de confesión.

El 9 de julio, aproximadamente a las 16:00, de manera abrupta y sorpresiva aparece la señorita Campoverde. Me pide que guarde el secreto de que ella ha aparecido. Me prometió regresar a su casa. Nos despedimos, le entregué 10 dólares para que regresara inmediatamente a su hogar.

Si bien dije desconocer o negar al señor Juan Solano, quiero aclarar que en mi calidad de pastor y consejero y dado los múltiples problemas que ella denotaba hizo que me diera cuenta que la mejor alternativa era crear un perfil ficticio, donde podía aconsejarle cambios positivos en su vida.

Nunca fue mi afán presionarla u obligarla a que tome decisiones contrarias a su ética, a su moral.

Yo le sugerí que conociera a mi hermano, para que dependiendo de la afinidad que pudieran tener en un futuro mantuvieran una relación más seria. Desconozco totalmente la ubicación dónde se encuentre”.

Quinta versión 25 de febrero de 2014
° “(Mantenía una relación) de amistad con Juliana. Le daba consejos con palabras de enrumbamiento positivo. Era mediante otro perfil. Yo le podía ayudar ya que ahí me contaba cosas que usualmente no me comentaba. El 7 de julio me levanté a las 08:00. Llegué a la iglesia a las 08:45. Después me encontré con Elizabeth Rodríguez, Juliana y un niño.”

Sexta versión
7 de julio de 2018
° Se acogió a su derecho al silencio.

Tercera versión
22 de octubre de 2012
° “Yo me enteré el domingo 8 de julio de 2012, a eso de las seis de la tarde por Facebook. El lunes 23 de julio, el problema se hizo más grande vi la necesidad de solicitar al cuerpo de pastores de Quito el levantamiento de sigilo de confesión. La última vez que la vi fue el 9 de julio y ese fue mi último contacto. Tenía puesto un jean azul, una blusa tipo camiseta y un bolso. Juliana siempre se relacionaba con hombres de mucha más edad. Yo no la visitaba ni ella me visitaba a mí (en mi lugar de trabajo). Con el perfil de Juan Solano solo me contactaba con Juliana”.

Séptima versión
5 de septiembre de 2018
° “Le llamaba July o Juliana. Desconozco qué pasó con ella. Mi reacción (al conocer sobre la desaparición) fue de preocupación. No recuerdo cómo estaba vestida el día de su desaparición”.

Octava versión
29 de noviembre de 2018
° “El 7 de julio con Juliana procedimos a conversar un momento en el estacionamiento (de El Recreo). Le pregunté que me dijera dónde era la iglesia a la cual estaba asistiendo. Ella me indicó donde quedaba y ahí decidí retornar al Recreo. Me confundí de entrada. La conversación con Juliana ya fue un poco sexual. Ahí me di cuenta que era un lugar de citas. Tuvimos relaciones y estuvimos ahí hasta aproximadamente medio día. La invité a almorzar, aceptó. Después la fui a dejar en la América y la Gasca y me fui al instituto.

El martes 10 de julio la volvía a ver. Ella demandaba una decisión mía para definir mi relación con ella. Subíamos a mi casa. Me amenazó diciendo que iba a hablar con mi esposa. Le hice señas al guardia para que me dejara entrar por el parqueadero. La discusión siguió en la planta baja. Se me abalanzó y me empezó a jalar la corbata y eso me comenzó a causar daño. Le puse las manos en los hombros, hice una fuerza para que se aleje y no se percató de la grada y fue un golpe seco en el piso. Viendo que no reaccionaba la quise sacar de ahí para que no estuviera a la vista. La puse en fundas de basura. Salí en el auto, di con el bosque de Bellavista y fue ahí donde decidí abandonar el cuerpo”.