El jefe de jefes…

JOFFRE DAZA QUIÑÓNEZ

Creó una estructura de comandos políticos, jurídicos, de tal suerte que, como todo dictador, tenía en sus manos el poder absoluto; era cuestión de ordenar vía telefónica a cada uno de sus comandos, para que se cumpliera su orden.

Si deseaba reformar leyes que impedían cumplir caprichosamente su deseo, lo tenía al jefe jurídico Alexis Mera, quien de manera abusiva, sin cumplir con los procedimientos, burdamente, al estilo de Nerón en la vieja Roma, ordenaba sin ningún fundamento jurídico, que se robe, a través de contratos con los chinos y Odebrech, miles de millones de dólares; en la Asamblea lo tenía al jefe ‘corcho’ Cordero, para los asaltos al dinero del IESS estaba listo Rodrigo Espinoza, a quien el jefe de jefes, le ordenó borrar de un plumazo los 2.500 millones la deuda que tiene el Estado con el IESS.

Ahora mismo, un payasito de apellido Granda, pretende hacernos creer que es necesario subir la edad de jubilación de 60 a 80 años, con el argumento que en el Ecuador la expectativa de vida ha subido, para este desorientado le parece que resolver los atracos del jefe de jefes al IESS, los debemos pagar los afiliados, trabajando y aportando hasta los 80 años de edad, es decir, en la práctica, no tenemos derecho a gozar de una digna jubilación.

En los atracos realizados en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas estaba María de los Ángeles Duarte y en la ejecución y recaudación de los millones robados estaba un extaxista de apellido Glas, especialista en asalto al dinero del agua potable; en fin, la banda de pillos era completa, el falso economista Pedro Delgado, con sus dientazos, pidió perdón al país por haberlo engañado y se fue a Miami a disfrutar de lo mal habido, a otros lacayos menores, como la expresidenta de la Asamblea, Rivadeneira, de pronto apareció con título universitario y por obra de magia se convirtió en millonaria.

Todos a la cárcel, bien ordenada la prisión para Alexis Mera y María de los Ángeles Duarte y los que faltan también deben ser juzgados por la fiscal de hierro, Diana Salazar, aplicando mano dura como en el juicio de Nuremberg, todos los jefecitos de Hitler fueron fusilados.

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