Héroes y villanos

Eduardo F. Naranjo C.

Ecuador tiene héroes desde tiempos inmemoriales, siempre fueron los jóvenes plenos de idealismo, valentía y convicción, aunque no todos, sin embargo, su esfuerzo se diluye y su huella se evapora en el tiempo. Desde Rumiñahui y otros indígenas y mestizos, conocemos en los últimos decenios, unos cuantos lideres heroicos, que venidos desde abajo hicieron presente el nombre del país en el planeta, la mayoría de ellos ligados al deporte y la cultura, y al momento Carapaz, que hizo vibrar de entusiasmo esta semana.

En el lado del poder político y de sus actores no se ven sino villanos, ansiosos de poder y riqueza, contagiados del mal mundial de la codicia y nulo interés por sus pueblos por lo que terminan borrando su esperanza. En la historia republicana apenas se pueden mencionar tres presidentes que dieron cambios sustanciales para la consolidación nacional.

Por qué no podemos consolidarnos como país unitario y sólido, será la idiosincrasia ecuatoriana, marcada por taras o son múltiples factores como falta de educación, falta de identidad unitaria, discrepancias étnicas y provincialismos que nos llevaron a perder la mitad de territorio. Solo el fútbol nos hace sentir por instantes un grupo, pero también estos héroes aislados que de rato en rato alcanzan triunfos con duro esfuerzo, dando ejemplo de vida y superación.

Algunos aducen nuestra falta de integración a la diversidad cultural y sus atavismos, incapaces de aceptar una realidad diferente y unificadora, nos perdemos en la maraña de ambiciones de caciques indios y mestizos. Razón por la que, cuando emerge el héroe y suena la campana ecuatoriana, sentimos, somos, pertenecemos, pero luego ya nada importa, quedamos en manos de villanos que nos consumen, como el águila que devoraba el hígado de Prometeo.

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