Nos siguen viendo la cara de ingenuos

Pablo Fabián Ortiz Muñoz

Es lamentable lo que sucede con nuestro sistema carcelario, los últimos acontecimientos dicen mucho de nuestros mal llamados centros de rehabilitación, es que los mismos en vez de cumplir el objetivo por el que fueron creados, más bien se han convertido en centros de perfeccionamiento criminal.

Para el Ministro de Defensa Oswaldo Jarrín, el problema es muy simple, solo se trata de una disputa entre bandas delictivas para acaparar el poder dentro de los centros de rehabilitación. Si las cosas son así de simples que esperan las autoridades y demás instituciones encargadas del control y la administración, para poner la casa en orden.

A mi criterio el asunto no es tan sencillo como lo describen, el problema es mucho más complejo, si se lo observa con un criterio más técnico, un poco de cabeza fría y con mayor sensatez. Los ecuatorianos hace mucho tiempo dejamos de ser ingenuos.

El problema es de tipo estructural, la delincuencia no solo se encuentra identificada con los condenados. El problema se llama corrupción y del más alto nivel. Solo hay que observar cuando realizan los registros; como es posible que se encuentren armas de todo tipo y calibre; dinero, el cual circular libremente; celulares, con los que los internos puedan grabar cualquier acto delictivo; venta de droga, etc.

Tan simple resulta introducir este tipo de objetos o sustancias, en lugares donde se presume que es imposible introducirlos, Algo debe estar mal o simplemente la capacidad para administrar los mismos, no cuaja con la capacidad de los funcionarios designados para dichas funciones.

Por su puesto que existen algunos contratiempos que hay que decirlos, si un policía o guía penitenciario actúa sobre un acto delictivo, en menos de lo que canta un gallo le cae derechos humanos, la ley, etc. Pero si un delincuente: asesina, viola, roba, lo defienden hasta con la santa inquisición.

Observemos con mayor seriedad los problemas sociales compatriotas; queda demostrado que construir los mejores edificios no mejora en nada el sistema, observen la salud, la educación, los centros de rehabilitación, la justicia, etc., todo está podrido. (O)