Una vida de baile que significa vértigo y altura

ALTURA. Árboles, muros, acantilados, edificios… pueden ser escenarios de danza vertical.
ALTURA. Árboles, muros, acantilados, edificios… pueden ser escenarios de danza vertical.
ESTAMPA. En su participación en la Cumbre Internacional de danza vertical en Vancouver.
ESTAMPA. En su participación en la Cumbre Internacional de danza vertical en Vancouver.
ARTE. Camila Hernández danza en árboles para conectarse con la naturaleza.
ARTE. Camila Hernández danza en árboles para conectarse con la naturaleza.
FUERZA. La danza vertical requiere gran esfuerzo físico de abdominales, oblicuos y espalda.
FUERZA. La danza vertical requiere gran esfuerzo físico de abdominales, oblicuos y espalda.
MOVIMIENTO. Melissa Priske y Camila Hernández son bailarinas profesionales y crearon el proyecto Verticálica.
MOVIMIENTO. Melissa Priske y Camila Hernández son bailarinas profesionales y crearon el proyecto Verticálica.
PERSPECTIVA. Melissa y Camila bailan, de cabeza, en un muro de piedra.
PERSPECTIVA. Melissa y Camila bailan, de cabeza, en un muro de piedra.
SENSACIÓN. El contacto con la arquitectura del lugar es importante para que las bailarinas puedan crear.
SENSACIÓN. El contacto con la arquitectura del lugar es importante para que las bailarinas puedan crear.

Por Paola Carrillo Viteri

La cuerda sube y los pies ya no tocan el piso. Se detiene y, arriba, las fuerzas revolotean en el ombligo. Es miedo a caerse, vértigo. Algunos sienten eso mismo con la velocidad. La sensación hace que Camila grite “yujuuu”, “wuuu”, que se ría cuando vuela alrededor del tronco de un eucalipto, de más de seis metros de altura.

La sostiene el arnés, que es su ‘oficina’ la mayor parte del tiempo. La mueven las técnicas de baile que la han llevado a varios países del mundo y que, en estos días, la guiaron en la Cumbre Internacional de Danza Vertical, en Vancouver, Canadá.

Allá, la bailarina ecuatoriana Camila Hernández danzó en las instalaciones del jardín Botánico VanDusen y en los exteriores del Guinness Tower, un rascacielos de 25 pisos y 100 metros de altura.

Las actividades fueron la clausura del proyecto Vertical Dance Forum (VDF), que empezó en 2017. Aeriosa, en Canadá, fue la última de siete compañías pioneras de danza vertical que recibió a representantes de diferentes nacionalidades.

El recorrido de tres años tuvo paradas en: Francia, Irlanda, Gales, Croacia, Inglaterra e Italia.

Verticálica
Una semana antes de que la bailarina quiteña abordara el avión a Vancouver, se ponía sentimental porque volvía a bailar con su amiga Melissa Priske, después de tres años. Fue con ella con quien comenzó el sueño de danzar en las alturas.

Esa mañana, su escenario era la pared de piedra que está en la zona de escalada, de la Concentración Deportiva de Pichincha. Sujetas con arneses y cuerdas, las chicas improvisaban: se ponían de cabeza, se tomaban de las manos, caminaban en la pared.

La una ecuatoriana, la otra mexicana, se conocieron en Guadalajara y ahí comenzó su proyecto: Verticálica. Las dos se formaron en danza contemporánea, pero querían experimentar con sus cuerpos en otras dimensiones.

– Amelia Rudolph se pregunta: ‘Si la escalada es un tipo de coreografía, ¿qué pasa si yo bailo en la pared?’

TOME NOTA
Puede seguir los pasos de Camila Hernández en la cuenta de Instagram @verticalica, en Facebook Verticalica y ver videos en Youtube y Vimeo.Para Camila, citar a la fundadora de Bandaloop es indispensable cuando habla sobre la danza vertical. De hecho, los primeros videos que vio de esta actividad eran de Rudolph, quien ha llevado su técnica a 22 países, desde 1991. En San Francisco, Estados Unidos, ella y Melissa fueron sus alumnas.

– Aquí yo me sentía muy sola y en la comunidad del mundo nos sentimos así. Nos encontramos y decimos ¡wow! alguien más hace esto.

Decía la bailarina quiteña, de 27 años, refiriéndose a las conexiones que ha hecho en otros países. En los últimos años, Ecuador ha priorizado el fútbol y los deportes que se compiten en los Juegos Olímpicos, destinando presupuestos que superan los 53 millones de dólares. A pesar de esto, deportistas de todas las ramas -Carapaz en el ciclismo, Carla Heredia en el ajedrez, Sara Palacios en la natación al aire libre- han triunfado con apoyo de empresas privadas.

Camila encontró como aliadas una marca francesa de implementos de escalada y una empresa de tecnología Satcom.

– Es un trabajo independiente y gestionamos como podemos, porque es costoso. No es lo mismo que bailar en el piso, trabajamos con técnicos de alto nivel y hay costos que yo no puedo ahorrar.

Colgada de un árbol
La evolución de Verticálica ha llegado ahora a la danza en árboles. Usando las ramas como elementos de un sistema que permite que una persona se quede suspendida en el aire, expertos con certificado de ‘rigger’, como Tomás Espinosa, crean el escenario idóneo y seguro para bailar.

Tomás es guía de turismo de aventura y, hasta hace dos años, no sabía que, literalmente, en la cima de los árboles iba a encontrar una gran variedad de posibilidades. Empezó con un curso al que le invitó un amigo y, actualmente, realiza instalaciones para diversión y turismo, hace podas técnicas de ramas, recolecta semillas para científicos e instala cámaras de monitoreo en la selva. Todo trepando árboles.

Con Camila se encontró hace poco y la acompaña cuando practica en un eucalipto, que está cerca del Parque Metropolitano del Sur de Quito, en la finca Las Cabritas. Ahí, la práctica empieza con la instalación de las cuerdas, que primero se lanzan con una catapulta, que se jala con los brazos y necesita toda la fuerza del cuerpo. Para que la bailarina se suba, se arma un sistema, llamado ‘rig’, con un ascendedor de manos, un mosquetón pequeño, un sistema de poleas y un pedal o pantín, en el pie, que también permite subir.

EL DATO
Camila participó en el Vertical Suspension Training, en Venecia, con Il Posto.Camila y Melissa coinciden en que los lugares donde más les gusta bailar están al aire libre. “En México tenemos muchas barrancas y colgarte de ahí, sentir los árboles abajo y ver todo el paisaje son de las sensaciones más intensas”, comentaba la bailarina de ancestros polacos que nació en la ‘Perla Tapatía’, como se conoce a Guadalajara.

En esa ciudad, además fue el debut de Verticálica, en el festival internacional de Circo, del movimiento Periplo. Era 2016 y, a una semana de haberse conocido, ambas decidieron presentar una propuesta. Crearon la obra ‘Eusocialidad’ y fueron seleccionadas para abrir la gala del encuentro. El espectáculo tenía dos bailarinas en la pared, un caminante de la cuerda floja sobre el público y nueve músicos del grupo Mexkla. Después de ese día, ninguna volvió a bajar, a pesar de que se separaron porque Camila volvió a Ecuador y Melissa es parte de la compañía Corillo Danza Vertical, en Guadalajara. Cuando tienen oportunidad se reúnen y hacen proyectos juntas.

El siguiente paso de Verticálica es que se vuelva una plataforma que promueva la danza vertical, especialmente en sitios del país como el acantilado de San Juan de Chimborazo, que fue el primero en el que ella se colgó. El año pasado, en Irlanda, fue a los acantilados Cliffs of Moher con la compañía Fidget Feet Aereal Dance. Ahí vio las paredes cortadas como con cuchillo y las olas reventando en ellas. El paisaje nórdico le recordó a la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’, sintió que estaba en una expedición del libro que leía en ese momento, ‘Viaje al centro de la tierra’, de Julio Verne, y disfrutó ver a los bailarines suspendidos en el aire. Pensó que en Ecuador también es posible bailar en las alturas, relacionándose con la cultura, la biodiversidad, la historia y, por qué no, con la arquitectura y la música de instrumentos andinos.

FRASE

No es fácil estar suspendida por cuerdas porque toda la sangre se va a la cabeza. Es un trabajo muy fuerte de abdominales, oblicuos y espalda. No puedes desesperarte, es un proceso de aceptación”. Camila Hernández.