No mentirás…

El cura José Carlos Tuárez siempre quiso entrar a la función pública, en 2015 se postuló para el CPC, pero no llegó ni al 50% de puntaje, hoy ostenta la presidencia de esa función, a la que llegó mediante elecciones, presentando una hoja de vida con evidentes incongruencias que desdicen de la ética e integridad moral de este individuo.

Él asegura haberse desempeñado como director de Radio la Voz del Santuario, en Baños, Tungurahua, los predicadores Dominicos que administran esa emisora, lo han desmentido absolutamente; asimismo, dice haber sido director de Recursos Humanos en el Convento de San Esteban, Salamanca, desde España por escrito, también lo desmienten informando que nunca ocupó ningún cargo. La unidad educativa San Fernando en Quito, afirma que jamás ha sido su rector, como este cura lo señala en su currículum, Tuárez se olvidó totalmente del octavo mandamiento.

Tampoco leyó en el Evangelio: “No hagáis tesoros en la Tierra donde la polilla todo lo corroe”. Siendo sacerdote aceptó bienes y pólizas a su nombre, un departamento playero, un camión del cual debía entregar la mitad de ganancias a una anciana socia; nunca lo hizo y en marzo 14 de 2019 le exigen regalías por cinco años de alquiler del camión y la devolución del departamento que usufructuaba como propio, reiteradas veces hizo caso omiso, hasta que se lo previno judicialmente.

Además está la sesión de pólizas a plazo fijo por más de 100.000 dólares; mediante un ‘representante’ en una operación que huele a testaferrismo, estando a pocas semanas de posesionarse, buscó ‘arreglar’ estas oscuras situaciones, a cambio del absoluto silencio de su demandante. Ha declarado que su patrimonio es de $372.000; se ve que para él ser cura fue una actividad muy rentable, ¿dónde quedarían los votos de pobreza? Lo señalado sería motivo suficiente para relevarlo de la presidencia y como miembro del polémico Cpccs.

Pero, además, está el hecho de que el Art. 21 de la Ley de Participación Ciudadana y Control Social, textualmente prohíbe la participación de miembros de la Policía, Fuerzas Armadas y representantes de Cultos religiosos. Al momento Tuárez visiblemente apoyado por el correísmo, a quien la Iglesia le ha quitado representatividad dejándolo como ‘mico en pampa’, busca defenderse como gato panza arriba, pero no solo él debería ser sancionado, sino principalmente quienes pasaron por alto estas irregularidades y permitieron que este dudoso pastor engañe la buena fe del pueblo.

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