Con el ‘soft’ de mamá y el ‘hard’ de papá

Zoila Isabel Loyola Román

Es cierto que cada hijo tiene impreso en sus genes un tanto del ‘hard’ de papá y otro tanto del ‘soft’ de mamá o si queremos el ‘soft’ de papá y ‘hard’ de mamá. ¡Eso no importa! Lo importante es que solo mamá y papá con su potencialidad pueden generar esa vida. Sin embargo, lo demás es 100% propiedad original de ese hijo. La vida es un milagro, ¡claro que sí!

Desde el momento mismo de la concepción, hay la necesidad imprescindible del aporte de los gametos masculino y femenino para formar una nueva vida. Un padre y una madre es lo que necesita siempre un hijo para su equilibrio. Y ambos ofrecen a ese hijo la posibilidad de nacer, pertenecer, identificarse y diferenciarse en el núcleo familiar y después en la sociedad. Son ellos: padre y madre, los que ofrecen los fundamentos de la constitución del ser humano.

Hay características personales que tradicionalmente ha aportado el padre, como la autoridad, la disciplina, el orden; mientras que la madre aporta la ternura el afecto, lo íntimo. Si falta el padre o falta la madre, sabemos que esto afecta la estabilidad del hijo.

La familia así conformada por un padre y una madre se plantea como un intermediario entre el individuo y la sociedad, la cultura el mundo… posibilitando la preparación para la vida comunitaria de sus miembros. Su función de referencia es esencial para la vida en todas sus dimensiones, ya que por un lado proporciona seguridad, protección, estabilidad y por otro lado proporciona apertura al mundo y la singularidad del otro.

‘Soft’, ‘hard’, amor, ternura, autoridad, cuidado, apoyo, singularidad, estabilidad son palabras fundamentales para definir la familia. La familia que siempre será el primer grupo social de las personas, la célula inicial y principal de la sociedad y el núcleo de la organización humana. (O)

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