Solo teoría

ATILIO RUGEL ALBÁN

Ahora que somos testigos de los reveses que la humanidad está atravesando por la implacable naturaleza que no perdona, porque el hombre, su principal depredador, no la respeta; entonces elevamos nuestros lamentos al cielo pidiendo al Supremo que tenga piedad y compasión por nuestro planeta, que está destrozándose con cataclismos, erupciones de volcanes, fenómenos de El Niño y de La Niña, deshielos de los iceberg de las zonas polares, devastación de bosques, incendios forestales, disminución del caudal de los ríos y muerte de manglares que terminan las especies bio-acuáticas que constituyen el alimento del hombre, porque ese es el hábitat de estas especies.

Todo esto es una muestra clara y evidente que el daño está hecho y por más que los países tengan todo tipo de reuniones en foros internacionales donde se firman tratados para respetar el medio ambiente, eso solo queda en el papel y simples enunciados, porque las grandes potencias que son las que mayor contaminación provocan como EE.UU., China, India, Rusia; etc., son los primeros en abandonar acuerdos, porque sus gobiernos solo tienen en mente explotar la ‘Madre Tierra’ y acumular dinero para luego invertirlos en armas de destrucción masiva con que amenazan al mundo y entre ellos se vierten injurias solapadas para disimular la fiebre que tienen de destruir al planeta.

Pero aquí en América del Sur hay un pequeño rincón llamado Ecuador, pródigo en naturaleza, pero que por la falta de visión de sus gobernantes no hemos podido salir del subdesarrollo en que nos encontramos y cuando se ha tratado de hacerlo entonces ha aparecido la ‘viveza criolla’ y los contratos de explotación del oro negro y otros recursos minerales han favorecido a compañías extranjeras poseedoras de infraestructura para la explotación, que han llenado los bolsillos de dinero de las autoridades, ayer en sucre y hoy en dólares.

El gobierno de Lenín Moreno que trata a su manera de equilibrar el presupuesto de la caja fiscal mediante Decreto 751 ordena que se proceda a explotar nuevos pozos petroleros, contraviniendo resoluciones expresas en la Constitución de la República y que no se les haga daño a los pueblos no contactados que viven milenariamente en la selva; pero esto queda en simples sofismas porque cada vez más les están restando su hábitat y conllevándolos a la desaparición.