Hablando del bosque del Ilaló

Carlos Freile

Se ha armado un pequeño gran rifirrafe sobre la tala de árboles de eucalipto en el Ilaló. Esta tala debería alegrar a todo ecologista, pues el eucalipto es muy poco amigable con nuestro ambiente natural: reseca el suelo, impide el crecimiento de especies nativas y no favorece la fauna endémica. Lo deseable es que en su lugar se planten árboles originarios como cholanes, nogales, guarangos, molles, lecheros….

Aplaudo la lucha por preservar el Ilaló, pero considero que debe ir por otro lado. Impedir la construcción de urbanizaciones destructoras del ambiente, encementadas con desmesura, con cuatro plantas raquíticas para demostrar su pretendido ecologismo. Esas urbanizaciones, además, llevan a la ampliación de los viejos caminos vecinales de piedra, con setos vivos, compuestos en gran medida por especies endémicas y hábitat privilegiado de diversos animales, no solo insectos (alimento de otros) sino aves, como colibríes, huiracchuros, pájaros brujos, quilicos…, y algunos mamíferos, tales como conejos, raposas, chucuris… En ocasiones, ya ha pasado, se construye apropiándose del espacio impuesto por la ley desde el eje del camino.

Esas nuevas urbanizaciones también alteran el equilibrio biológico de las quebradas, auténticas reservar de vida silvestre que todos debemos cuidar como a la niña de los ojos. Se ha visto arrojar escombros en las quebradas ante vista y paciencia de las autoridades municipales; ante la queja de algunos vecinos, los promotores han “champeado” la ladera respectiva con kikuyo y se han aliviado, ante la vista y paciencia, etc.

Por otro lado, el Municipio de Quito castiga a los propietarios que mantienen amplios terrenos con flora si no nativa por lo menos amigable con el entorno; flora que limpia el aire y fertiliza el suelo, además de dar cobijo a la fauna. La campaña debe dirigirse a evitar la invasión del cemento, del hierro en detrimento de la tierra, de las plantas y de los animales. En el Ilaló, a menos cemento mayor vida y ganamos todos, incluidos los humanos. Que los intereses conyunturales no ganen al futuro.

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