El arte cínico

Kléber Mantilla Cisneros

Los exalcaldes de Quito responsables de colocar un Metro en la ciudad, obra inconsulta en los barrios de casas que se cuartean, pueden pertenecer a la escuela filosófica del cinismo. Esa doctrina de la Grecia antigua que sostenía que la virtud es el único camino para encontrar la felicidad, rechazaban las fiestas y despreciaban los valores sociales.

Es que algo que se ha denunciado en varias ocasiones y no prospera es cinismo puro. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación tiene que aparecer para volver a detallar el desvío de unos USD 7 millones en dos obras: Ruta Viva y Metro. Y recalcar que la constructora Odebrecht enriqueció a un grupo que se camufla por años y aún nos gobierna con pleno descaro. Incluso, el tema en Fiscalía se lo archivó porque ‘no encontraron evidencias de un delito’. En teoría, solo el cínico descree de la sinceridad y la bondad humana y al ocultar el hurto, la penalidad sería el doble peso del castigo.

¿Si Contraloría confirmó que ese monstruo subterráneo costó USD 11 millones más de lo planificado por qué no están los ex funcionarios responsables detenidos para una real investigación? ¿Si el Estado y el IESS necesitan dinero por qué no devuelven lo robado y los pagos de ese soborno universal llamado Odebrecht? Así nos evitaríamos explotar minas y contaminar el agua de futuras generaciones.

Tal vez lo sofisticado es la ciencia tras el delito en sí. Un verdadero arte fue la entrega de sobornos a cargo de Odebrecht. Muy complicado graficar en las refinerías; pero, al parecer, la delincuencia fue de la élite del correato que pronto se profesionalizó.

Hay pagos secretos de unos USD 2 mil millones por construir el Metro, a compañías fantasmas y en bancos de propiedad de agentes de Odebrecht, según la denuncia, constan unos 13 mil documentos guardados por periodistas que irán saliendo a la luz.

La ciudadanía no pertenece a una escuela de cinismo pero sí sus políticos y el ejercicio de actuar con desvergüenza al engañar. Hoy, que está de moda el populismo burdo, el cinismo es una expresión de descaro y desvergüenza coloquial destacable entre altos funcionarios públicos, ministros, alcaldes y prefectos pero resulta extrañó su origen, del latín, derivada al griego: ‘kyon’ que representa el animal ‘perro’ por esa forma de vivir de aquellos filósofos cínicos. Tan aplicable a los políticos cuando aparecen en televisión para desmentir lo actuado o decir que nadie vio ni sabía nada. El cinismo de mentir, y varias veces, es un verdadero arte aunque sea un acto cruel y agobiante.

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