El cura Tuárez y otras hierbas

Ugo Stornaiolo

Se advirtió el peligro de que surgirían “pequeños correítas”. Hay uno, que usa sotana: el cura Tuárez. “¡Vamos a exorcizar al país de sus males y a limpiar su alma!”, dijo al posesionarse como presidente del Consejo de Participación Ciudadana.

Las elecciones para este Consejo, en marzo, señalaron que 7 de cada 10 ecuatorianos anularon el voto, pidiendo que desaparezca el organismo, creado por Correa en Montecristi. El doctor Trujillo, poco antes de su fallecimiento, fue al médico para pedirle un suplemento vitamínico para recoger firmas y así convocar una consulta popular que elimine este Consejo.

Más denuncias contra el sacerdote: la inscripción de su candidatura violando disposiciones de la ley que, extrañamente, no tomó en cuenta el CNE. Si ocurrió con el cura Tuárez, ¿pasó con otros candidatos? Mientras tanto, el sillón que ocupó, dignamente, Julio César Trujillo, es cuestionado por las conductas de un sacerdote, cuya militancia en el correísmo también lo inhabilita, además de algunas cuestionadas acciones privadas, como presuntamente despojar de sus bienes a una mujer mayor.

El desventurado Consejo de Participación Ciudadana debe desaparecer. La desafortunada declaración del cura al decir que “su único interlocutor es el presidente y nadie más”, agrega elementos al enredo. Bien hace la iglesia en apartarse de sus dislates.

En lugar de ser discreto, Tuárez anuncia exorcismos, y aparece en videos gritando que “la espada de Bolívar camina por América Latina”, se compara con Jesucristo (como lo hizo RC) y vocifera contra sus enemigos, sobre todo la “prensa corrupta” (el parecido con el expresidente no es coincidencia).

El cura se olvidó que el amo que da las órdenes ya no es presidente porque, junto con su gallada, son investigados por la fiscalía por delitos contra la fe pública y el erario nacional. Los poderes que la constitución de 2008 dio al Cpccs deben revocarse, pero hace falta creatividad y un gobierno fuerte, pues lo que queda de institucionalidad, el cura Tuárez quiere demolerlo (a control remoto, desde domicilio desconocido en Bélgica) con otra Constituyente.

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