Se te acabó la mitad del año así que desde ahora…

Pablo Ruiz Aguirre

Cada vez que camines, mira atrás, para saber de dónde vienes, de lo que sonreíste y lloraste, del aplauso y el rechazo, de la sonrisa y la lágrima, del triunfo y el fracaso. Mira adelante, para saber a dónde vas, a la utopía y al sueño, al amor y al beso, a la construcción y al caos, a servir y enmendar, a decir y perdonar. Mira arriba, para saber parte de qué eres, del universo y el aire, del cometa y la luna, del pájaro y la lluvia, del todo y la nada. Mira abajo, para saber dónde pisas, en la seguridad y el conformismo, en lo movible y aventurero, en lo claro u oscuro, en tus pies o los de alguien. Mira alado, para saber quién está a tu lado, tu cómplice o tu disidente, tu amigo o detractor, tú mismo eres también los dos.

Cada vez que camines da una pausa y desconéctate de todo. Te darás cuenta que es mejor responder a reaccionar, reflexionar a criticar, escuchar a hablar, pensar a imponer, lo primero siempre merece sabiduría y consciencia, lo segundo merece vanidad e imprudencia. Que el lunes o el viernes no existe, tienes tiempo y tú decides poseer un lunes ‘aviernado’ o un viernes ‘adomingado’. Que afuera tenemos un espectáculo en vivo: el sol te da vida, la lluvia limpia todo, la luna te acompaña a cenar y los pájaros te dan un concierto de primera fila, pero no lo vemos. Que rara vez te has escuchado caminar y casi nunca te ha has preguntado cuál es el olor del aire. Que muchas veces nos comparamos con caminos transitados y perdemos tiempo dando lo único que se necesita, tú primer paso. Que nos encantan los «ismos» y con ello perdemos libertad, que nos encanta tener la razón y con ello perdemos la virtud más grande: el saberte ignorante para aprender. Que mucho de tu tiempo existes pero no vives, estás, pero no eres.

Así que conéctate con la vida, téjete un par de alas y busca la sabiduría y tu consciencia, el tiempo a tu medida, siéntate a ver la obra que el universo tiene para ti día a día, escúchate y percibe, despierta y anda, no busques razones ajenas sino tu propia ignorancia, y sobre todo mata tu existencia para empezar a vivir, porque estamos aquí para hacer, para dejar a este mundo mejor de lo que lo encontramos. Vinimos a esta tierra no sólo para denunciar el mal sino para ser justos y procurar hacer el bien. Vinimos a este mundo no sólo para embriagarnos de letras sino para hacer de ellas realidades, más solidarias, inclusivas y fraternales. Vinimos a este mundo para trazar los caminos que los autómatas transitan. Vinimos a este mundo para ser y hacer, no para tener, parecer y pertenecer. Vinimos a este mundo para hacer una política de bien, de respeto, de amor, no una tertulia académica de números, de frialdad sin tesón. Vinimos a este mundo no para apuntar, para criticar y destruir sino para abrir los brazos, para tener autocritica y para edificar.

Estamos aquí para preguntarnos ¿por qué? Y ojalá tener el lujo de encontrar una respuesta para acabar el medio año que resta. (O)

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