Un país sin salida

La muerte del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo la semana anterior, durante su detención en la Dirección de Contrainteligencia Militar de Caracas, posiblemente a causa de las torturas infligidas, volvió a levantar las alarmas sobre la situación en Venezuela.

Dos días despues, el estudiante Rufio Antonio Chacón, de 16 años, perdió la vista tras haber sido herido por perdigones disparados por la policía del estado de Táchira, mientras esperaba la distribución de gas en su zona.

El jueves anterior, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, denunció abusos policiales y el deterioro democrático en un demoledor informe tras su visita al país.

Y reveló una cifra aterradora de muertes: 5.287 solo en 2018, atribuidas a la “resistencia a la autoridad”. Más de 700 presos por pensar diferente al Gobierno. Y una migración sin freno. En definitiva, un deterioro profundo de la democracia.

De no cambiar las cosas, advierte, “continuará el éxodo sin precedentes de emigrantes y refugiados que abandonan el país y empeoran las condiciones de vida de quienes permanecen en él”. Mientras tanto, las negociaciones en Oslo, fracasaron. Para completar, la estrategia de Juan Guaidó parece haber perdido el respaldo de muchos ciudadanos en las últimas semanas.

Corren los días y los gobernantes de países supuestamente democráticos se reúnen y hablan y hablan sobre la crisis venezolana, pero de ahí no pasan. Nadie hace nada efectivamente

Y Maduro continúa campante en el poder. ¿Hasta cuándo?

«Un niño con falta de educación es un niño perdido”.

John F. Kennedy
Político estadounidense (1917-1963)

«Estudia no para saber una cosa más, sino para saberla mejor”.

Séneca
Orador romano (4 a.C.-65 d.C.)