Malos aires

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Que es lo mismo que decir malos vientos. Como solo en nuestro Buenos Aires imbabureño sino por todo lado sufrimos tornados, huracanes, tifones, tsunamis y derrumbos o erupciones que amargan el paisaje nacional. Cenagales de corrupción, tembladeras de robo, trombas de soberbia, los que no llegaron al millón de votos dicen representar a los 17 millones de paisanos.

Nos recomiendan olvidarnos de Correa, ¿es ingenuidad o hipocresía? Se fue hace dos años pero sus topos -mandos medios- siguen enquistados en el aparato gubernamental. Moreno anuncia un cambio y su gente (cripto correístas) no le hace caso, la educación no cambia, el entrabado burocrático prospera, lo que se salva es el rechazo del Ministro Luna al cargo de Embajador ante la UNESCO, cargo al que se aferraban Lang, Ramírez y otros PhDs en esoterismo. No nos olvidemos de los 15 mil cargos nuevos que son mucha cosa para dejar en manos honradas.

El Buenos Aires imbabureño es solamente una gota en el mar de inmundicias gubernamentales: las aduanas no ven, los controles policiales y militares no ven, nadie le oyó a Correa sus alaridos al destruir la maquinaria minera en el norte de Esmeraldas y ver pasar los convoyes de camiones repletos de trozas de madera robada, ni los discursos de Correa, ni las bravatas del Ministro poeta de Defensa peor los bonachones pedidos de Moreno.

Y ahí tenemos la acería china en medio de exuberantes plantaciones de caña de azúcar, algún tinterillo manejó los trámites, se rompieron claras disposiciones y luego dirán como en el caso de la Furokawa todo está de acuerdo al ordenamiento jurídico y estabilidad jurídica del país. Todo buscón es bienvenido. Señoras, señores encantadores de serpientes vengan a hacer su América como lo hacían hace 300 años.

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