La hora ecuatoriana

POR: Manuel Báez R.

Con frecuencia las programaciones de actos sociales, laborales, estudiantiles y de toda índole tienen que modificar la hora de inicio de tales eventos, porque los invitados no están presentes.

El comportamiento humano de nuestro país tiene arraigado el criterio de que el tiempo es de carácter circulatorio, al colmo de conformarse diciendo con sorna que es la hora ecuatoriana. Qué falso concepto este, el tiempo debe ser siempre de carácter lineal, nunca de carácter circular.

De hecho, la preocupación de que el tiempo tiene una configuración lineal está tan profundamente incrustada en nuestros pensamientos, pero en grandes sectores de la población les cuesta concebir ninguna alternativa porque ven al tiempo como un círculo y no como una línea recta. Este concepto de ver al tiempo como un círculo fue de los mayas hasta los budistas y los hindúes; es decir hace tiempos muy remotos, lo que significaría largos años de atraso. Hasta los ingleses en remoto pasado antiguamente conceptualizaron al tiempo como una carretera que se desplegase desde un remoto pasado y esta concepción del tiempo tenían miles de millones de humanos, o también decían que el tiempo es tan breve como lo que dura un ‘padrenuestro’, o sea lo necesario para una oración.

Con el incumplimiento de las citas a horas específicas obligatoriamente tendrían que remodelarse los procedimientos al interior de las instituciones, porque aquello de la hora ecuatoriana hace complicar el desarrollo de las actividades en procura de determinados objetivos.

La sincronización del tiempo es sinónimo de respeto hacia la entidad que invita y voluntad a las personas que organizan cualquier evento. Seamos puntuales.