Quito tiene confianza en Jorge Yunda

SALVATORE FOTI

Ha hecho más Yunda en pocos meses que Rodas en sus últimos dos años de gestión. O, por lo menos, esta es la percepción. Calles repavimentadas y planes para construir o agrandar más redes viales nos dejan entrever un verdadero compromiso de las autoridades con la ciudadanía, que estaba –digámoslo- totalmente abandonada.

Pero lo que más cuenta es que, por fin, Quito parece tener un Alcalde con visión para solucionar muchos de los problemas que agobian a la capital.

Ya no tenemos a un burgomaestre rehén de su partido político y tampoco a uno que todo lo sabe, si no, más bien, a un administrador que sabe cuándo es el momento de delegar a los expertos lo que no puede hacer por sí mismo y que se abre al mundo cuando se trata de buscar soluciones a temas que ya se han enfrentado y superado con éxito en otras ciudades importantes de nuestro continente. Yunda no quiere inventar al agua tibia.

Así que para quienes lo critican, Yunda va a sorprender positivamente a más de uno. El equipo de asesores que tiene, hasta el momento, parece muy bien capacitado y no improvisa: todo está calculado paso a paso.

Dejemos trabajar en paz a Yunda, quien parece tener una visión de largo plazo que solo acabará beneficiando a la ciudad.

Esperemos también que con Yunda se vuelva a la continuidad y a la transparencia dentro de un Municipio que ha sido representado tan mal que, la ciudadanía, en su momento, no ha vuelto a votar ni por Barrera ni, peor, por Rodas, quien ni siquiera volvió a lanzarse.

Tengamos la esperanza de que Yunda no solamente haga un buen trabajo, sino que se pueda restablecer la tradición de alcaldes que por su buena gestión sean reelectos.

Está claro que la actual administración tiene grandes desafíos y oportunidades que fueron ignoradas y retrasadas por las últimas administraciones, pero cuenta también con la confianza y el apoyo ciudadano que ve a una persona que se expone, dialoga y tiene la humildad suficiente para reconocer que el trabajo que le espera no es sencillo, pero que todo se puede lograr. Quito, después de tanto esperar, necesitaba de una persona como él: un gran trabajador al que la mayoría le tuvimos y le tenemos confianza.

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