Paranoia y política

Todo liderazgo paranoide está centrado en un pensamiento proyectivo, autorreferencial, hostil, suspicaz y de miedo a la pérdida del poder. Produce ideas delirantes, mentirosas y confrontativas, llenas de odio y delirios de grandeza, lo que dificulta el tratar con este tipo de personas. El paranoico es irritable, grosero, se siente engañado, traicionado, fastidiado, cree que todo lo que se dice va en su contra y es para causarle daño. Se siente perseguido, ofuscado, ofendido y cree que todos atentan contra su vida. Estas personas son un peligro para la sociedad, viven pensando en una supuesta conspiración, persecución, secuestro o infidelidad, por lo que debe buscar venganza a cualquier costo. Sus reacciones psicopatológicas son desproporcionadas. Quienes logran conjugar la paranoia con la política son de mucho cuidado. Maquiavelo dice: “Así pues, encuentras enemigos en todos aquellos a quienes has injuriado al ocupar sus dominios, y no puedes mantener la amistad de los que te ayudaron a mantener esta posesión, ya que no serás capaz de satisfacer sus esperanzas”. Estos falsos “líderes de la política”, que actúan con represalias y amenazas, llegan a provocar miedo hasta en los miembros de la misma organización a la que pertenecen, cuando no están de acuerdo con sus pretensiones puesto que están seriamente amenazados contra su propia integridad. Temen perder el poder alcanzado con mentiras y engaños, lo que contradice el papel de redentores o brillantes filósofos que desvarían frecuentemente en sus improvisados discursos ofreciendo cambiar, de forma magistral, el país o el universo devolviéndole la felicidad perdida. Un líder paranoide es intolerante, intratable, desconfiado, no dialoga ni debate, impone. Los verdaderos liderazgos se construyen en la sociedad cuando las tensiones sociales se mantienen y como respuesta a ofertas incumplidas.

Dr. Rodrigo Contero Peñafiel
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