Investigar para educar

Lucía Margarita Figueroa Robles

Mientras mamá y papá cumplen con sus actividades diarias, el bebé juega por toda la casa hasta que descubre un par de objetos que llaman su atención, sin conocer aun lo que ha alcanzado los toma, pero al sentirlos divertidos va experimentando con su forma, tamaño, peso. Si lo cree necesario se los llevará a su boca para descubrir nuevas sensaciones como si está frío, suave, etc. De tal manera que mientras el bebé juega está desarrollando sus capacidades, ya que a la vez que investigan, aprenden. Y es que investigar es una actitud innata de los seres humanos. Es una respuesta a una de las funciones básicas del cerebro que siempre tiene curiosidad por saber más, por encontrar una explicación a las cosas y tratar de resolver los problemas.

Toda investigación nace de una pregunta a la cual se debe dar respuesta. De ahí que un docente que desee ampliar su didáctica y realizar una investigación, primero debe sentir el deseo de conocer algo nuevo, de buscar algo. Debe tener una inquietud o interrogante a la que dar respuesta, así como un problema que resolver. Y es que la investigación constituye un proceso que amerita el contraste y la discusión entre perspectivas, junto a una serie de procedimientos que nos ayudarán a construir nuevos postulados y criterios respecto a lo que nos concierne, empleando quizá argumentos reflexivos.

La investigación puede surgir de la observación diaria de los procesos de enseñanza-aprendizaje. De igual modo, una interrogante puede partir, entre otros, de materiales escritos, conversaciones, teorías, experiencias individuales o de grupo. Lo destacado de llegar a convertirnos en críticos es que lograríamos alejarnos de las versiones que propone el mundo, construidas del sentido común, para con argumentos reflexivos proponer algo nuevo. Y es ahí donde radica precisamente la “dificultad de la investigación”, ya que construir de lo invisible, del patrimonio intangible de la humanidad, nos tomará mucho tiempo y dedicación, pero sin duda valdrá la pena. (O)