Por si acaso

Intentemos ubicarnos en una realidad que por si acaso resulte una advertencia o “un error de buena fe”.

En el año 2007 surgió un run run atribuido a la Asociación de Municipalidades del Ecuador (AME), sobre la fusión de las prefecturas con las gobernaciones. ¿Para qué? Para que desaparezcan los consejos provinciales. En 2013 una corriente de origen provincial apoyada por movimientos políticos cantonales preguntaba: ¿Por qué los prefectos de Loja, y acaso del país, solo han sido de la ciudad y no un ciudadano de la provincia? ¿Tal vez a eso se deba el encasillamiento de la provincia que en décadas de existencia institucional no ha podido, no puede salir adelante y encontrar una respuesta satisfactoria que de soltura a la esperanza de la mayoría de gente que vive en el área rural?

Hay inquietudes actualizadas que van tomando cuerpo. A propósito de las nuevas enmiendas constitucionales que prepara el Gobierno, las municipalidades del Ecuador, es decir la misma AME, considera ahora que los prefectos provinciales sean elegidos por los votantes del medio rural. Probablemente como respuesta a la falta de gestión institucional; y/o como mejores conocedores de la realidad cantonal, parroquial, barrial, a pesar de que más cerca de esos habitantes están los municipios y las juntas parroquiales creadas para que sigan los pueblos tragando polvo o embarrados como la conciencia de varios de sus integrantes. De otro lado Acción Regional por la Equidad (ARE) propone para las próximas enmiendas, la supresión de la viceprefectura y que los consejeros sean elegidos por el padrón rural, es decir que no sigan siendo consejeros los alcaldes cantonales, porque no aconsejan nada.

Esta lectura que intenta mejorar, cambiar o suprimir, advierte un “por si acaso” a la supervivencia de los gobiernos provinciales, a los que hoy mismo el Gobierno central los está contagiando de la crisis que agobia al país por no saberla administrar, reteniendo indebidamente sus recortadas rentas, lo que significa un freno de mano a la obra pública para las comunidades rurales, cuyos integrantes que exigen desarrollo no admiten linderos económicos, ni aceptan la ineficiencia.

Por si acaso hay que poner en claro las intenciones. (O)