Las ropas de la verdad

Rosalía Arteaga Serrano

Hace poco, oí el relato de una parábola que realmente me impactó, de autoría desconocida, pero me parece importarte compartirla. De ella podemos aprender mucho para desenvolvernos en el complejo mundo que nos ha tocado en suerte.

Se dice que un día la Verdad y la Mentira salieron a pasear juntas en un bello día de sol, caminaban disfrutando de la temperatura y de la suave brisa, hasta que llegaron a las orillas de un lago.

La Mentira probó el agua del lago y dijo que estaba deliciosamente tibia, la Verdad dudó de lo manifestado por la Mentira, también probó el agua y, para su sorpresa la encontró agradable.

La Verdad salió furiosa a buscar en vano a la MentiraLa Mentira propuso que tomaran un baño y la Verdad aceptó, se desnudaron, dejaron las ropas en la orilla y se deslizaron por las aguas del lago, disfrutando de la caricia de las aguas, de la tibieza del sol en sus cuerpos. La Mentira salió sigilosamente, se vistió con las ropas de la Verdad y empezó a circular por los diferentes lugares.

Cuando descubrió lo ocurrido, la Verdad salió furiosa a buscar a la Mentira y recuperar sus ropas, pero no la encontró, no quiso vestir las ropas de la Mentira y desde ahí anda desnuda por el mundo.

La actualidad de esta parábola es innegable, la Mentira se viste de ropas bonitas, que confunden a muchos; la Verdad desnuda es difícilmente aceptada, muchos se apartan de ella, no la aceptan, la evaden y también la critican.

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