Padres astronautas

Gabriela Rosero

Como han cambiado los tiempos, es una frase que he escuchado muy a menudo a lo largo de mi vida, la verdad nunca imaginé tener que decirlas algún día, pero hoy las digo y con mucha tristeza y preocupación.

Soy madre de un adolescente y siento una angustia muy grande al conocer que esta de moda las famosas ‘caídas’, cuando me lo contaron, dije entre mi ¡qué exagerados!, hoy que por mi actividad profesional me ha tocado presenciar un par de ellas, realmente no hay ninguna exageración y no hay palabras para describirlo.

En estas famosas ‘caídas’, que de paso son divertidas para la juventud, son espacios en los que los jóvenes sin ser invitados a una fiesta ‘caen’ y empieza el entretenimiento con consumo de licor, drogas y sexo desmedido, todos contra todos.

¿Saben qué es realmente lo alarmante? es que es muy común que estas ‘caídas’ se den entre menores de edad, chicos entre 13 a 17 años , entonces ahí me nace otra inquietud ¿en dónde están los padres de estos muchachos? ¿En qué momento perdimos autoridad con nuestros hijos?

¿Saben cuáles son los resultados de esta famosas ‘caídas’? pues nada más y nada menos que accidentes de tránsito, peleas masivas, asaltos, embarazos no deseados, pero lo peor de todo esto es la perdición de nuestros hijos.

Un pasaje en la Biblia dice: “instruye al niño en su camino y aún cuando fuere grande no se aparatará de él” cuanta verdad hay es esta porción.

La falta de autoridad, la permisividad, la falta de principios y valores en nuestro hogar, la falta de reglas, el abuso de la tecnología, nos esta dando como resultado todo aquello de lo que hoy nos horrorizamos cuando vemos noticias a través de los medios de comunicación.

Padres, se han puesto a pensar ¿qué hacen sus hijos cuando no están junto a ellos?, han analizado si ¿el amor, el tiempo y lo que compartimos con ellos es suficiente para que sean adolescentes preparados para enfrentar lo que el mundo les ofrece?

No seamos padres astronautas, seamos padres responsables, en una mano el pan y en la otra la vara y de seguro nuestros hijos nos terminarán agradeciendo.