Contra la pared

Adolfo Coronel Illescas

La salud y la vida no pueden estar bailando al son político que les toquen. Sin embargo, en la Asamblea Nacional cursa un proyecto de ley que pone contra la pared a una noble institución de salud del país como es Solca, que durante 65 años y más se ha dedicado con pasión, profesionalismo y responsabilidad a la dura batalla contra uno de los azotes de la humanidad, el cáncer, enfermedad que en Loja ocupa un sitial preocupante.

Vale recordar que no es la primera vez que se atenta contra la autonomía económica y la estabilidad de Solca. Ha recibido cambios en su política financiera y hasta amenazas para que desaparezca dicha institución, como la del expresidente Correa en 2016, quien al no tener dinero para pagar lo adeudado por retrasos del Estado en el pago del impuesto que por ley se le otorga, advirtió que su Gobierno puede asumir las infraestructuras de la entidad, si les “está costando ser samaritanos con plata ajena”, sin darse cuenta que con ese tributo se estaba ayudando al propio gobierno a salvar lo más preciado de un país, su capital humano.

Es hora de entender la misión de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer (Solca) y su justo reclamo, alejándose por un momento de las pasiones políticas o intereses, para dar paso a la solidaridad que exige visibilizar su servicio social público y eficaz, sin fines de lucro, a miles de seres humanos afligidos y necesitados de una cura para el cáncer. Incluidos por supuesto los niños que para ellos ya no es una enfermedad huérfana, la unidad de Oncopediatría y el Voluntariado de Solca están realizando una encomiable gestión, una llama de bondad que no debe apagarse por una ley que sopla vientos contra la pared.

Estamos de acuerdo que el Estado asuma la bandera de la lucha contra el cáncer como propone el proyecto de ley, pero no puede, ni debe ignorar la lucha que durante décadas viene sosteniendo esta institución que en dicha propuesta no tiene ni voz ni voto, lo cual atenta contra la permanencia y el reconocimiento nacional. Si el cáncer es una enfermedad plagada de ilusiones y desilusiones, de alegrías y lágrimas, de esperanzas y desesperanzas, unámonos a la esperanza de que Solca salga airosa de este nuevo ataque contra su economía y estabilidad, es decir, su existencia misma. (O)