Comedia ‘light’ para la sociedad en drama: hacia la desaparición del pensamiento crítico en el teatro

OBRA. ‘La serenísima madre de las flores’, de Martha Ormaza, no tuvo la recepción esperada, al igual que otras obras.
OBRA. ‘La serenísima madre de las flores’, de Martha Ormaza, no tuvo la recepción esperada, al igual que otras obras.

No es arriesgado afirmar que en Quito no se consume teatro. Salvo en contados festivales, es improbable que el Teatro Sucre o el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) se llenen a rebosar por una obra independiente.

El teatro no es rentable. Sin embargo, el fenómeno del ‘stand-up comedy’ y ciertas comedias se han ganado el apoyo de la ciudad y han devuelto el brillo a las salas privadas, con temporadas de hasta dos meses sin decaer en la respuesta del público.

Estos contenidos acaparan las carteleras, limitando los espacios para otros géneros dramáticos. En las salas de El Teatro, por ejemplo, más del 80% de las propuestas son cómicas, según su vocera Daniela Gallardo. De ese porcentaje, la mayoría son ‘stand-up’. “La gente busca distraerse, salir de la rutina y el estrés. Ver obras más bien de relajación, de esparcimiento”, comenta.

En cambio, el Patio de Comedias mantiene una relación de 50-50 entre ‘stand-up’ y obras convencionales. Margarita González, administradora, señala que “el drama y la tragedia no tienen buena recepción”. Aunque la programación intenta ser plural, el público se inclina por el ‘stand-up’.

“No es el mejor teatro que se pueda ver, pero es lo que quieren. El público está cansado, quiere venir a divertirse más que a filosofar sobre temas importantes”, dice González. El rédito del teatro más complejo no siempre alcanza para cubrir los gastos de producción. “Somos una sala independiente, tenemos que ver obras taquilleras que nos permitan mantener el espacio”, añade.

Algo más que risas
Christoph Baumann, quien se estrenó el año pasado en el ‘stand-up’, señala que la vigencia del género se debe a que “puedes decir de forma muy fresca y directa cosas que no se podrían decir así en el teatro”. Su rápida adaptación a los cambios políticos y sociales, dice, es su ventaja sobre los montajes tradicionales.

No obstante, indica que la diferencia abismal en el consumo de comedia es un fenómeno local. “A Quito lo hemos acostumbrado a la risa, a que todo sea diversión, de acceso rápido. No le hemos enseñado que el teatro involucra procesos de pensamiento, mucho más profundos que el ‘stand-up’”.

Baumann señala que, entre las producciones que se arriesgan a mostrar algo más que comedia, tienen éxito las que logran ‘tocar el nervio’ de la audiencia. “Si está bien hecha, tiene su público. Todo es cuestión de ganártelo con obras adaptadas a lo local”.

En esto último concuerda Monserrath Astudillo, cuyos ‘shows’ son de los más taquilleros del momento. “Se cree que porque es comedia es un género fácil y que lo dramático es más valedero, o que el teatro alternativo independiente es mejor. He visto obras con una puesta en escena lindísima, pero si el contenido no te ‘llega a la fibra’, no pasa nada”.

Astudillo inició hace 10 años sus exploraciones en el ‘stand-up’, aunque no se considera standapera: “Mi trabajo tiene herramientas escénicas de bufón, de ‘clown’, yo he estudiado canto y dramaturgia. Es el resultado de una búsqueda propia, a la que he decidido llamar ‘stand-show’”.

“Me gusta trabajar el contenido -agrega-. No solo porque me gusta la comedia, sino porque es una herramienta poderosa en la que puedo tocar los temas más fuertes, como la depresión posparto o la muerte, a través del humor”.

Abulia contra la cultura
Otros tienen claro que la calidad no se mide por la cantidad de asistentes. Obras con estupendas críticas tuvieron que acortar sus temporadas, como el estreno de la tragicomedia ‘Hot Pepperoni’, de Alfredo Espinosa, o continuar con funciones casi vacías, como ‘La reina de la China’, de Luis Miguel Campos.

Aunque ambas obras tienen un fuerte elemento humorístico, requieren de una lectura reflexiva que no agrada a los nuevos consumidores. “Los teatros procuran tener espectáculos más comerciales y están apostando por una comedia que no exija ejercicios fuertes de interpretación, sino que entre de manera ligera y rápida”, opina Espinosa.

Para Campos, que solo se vea comedia es problema pasado. Actualmente, dice, lo que se consume es “una comedia vulgar, con tinte sexual, muy fácil de digerir y absolutamente superficial”.

Los públicos piden estos espectáculos y en esto coinciden los directores: las nuevas generaciones no se interesan por la cultura. “No saben qué es el teatro, la literatura, y no les interesa”, dice Campos, y agrega que después del desalentador recibimiento de su última obra, ha decidido retirarse de las tablas.

“Es un problema del Estado y de las instituciones educativas. Estamos creando un ser humano de ligereza, con capacidades productivas que superen el potencial creador e imaginativo”, dice Espinosa.

El rechazo hacia propuestas diferentes obliga a los gremios a presentar aquello que con seguridad va a consumirse, creando un círculo vicioso del que, según Espinosa, solo será posible salir con la descentralización de la cultura.

“Se está haciendo buen teatro, pero el público no está accediendo a él porque genera pensamiento crítico y al sistema eso no le interesa. Las políticas municipales están abocadas al gran espectáculo, que te genera retorno político”, dice el actor, que probará suerte en otros espacios con ‘Hot Pepperoni’ en los próximos meses. (AA)

FRASES

En tiempos de crisis, de lucha por la supervivencia, no quieres complicarte más la vida con procesos de pensamiento crítico”. Christoph Baumann actorLa gente busca salir del drama personal, porque vivimos en un drama, si no es político es económico o emocional. Encontrar la manera de sacar la tensión es súper poderoso”. Monserrath Astudillo actriz

El teatro es un arte que necesita público directo y no lo tenemos. En Quito se acabó el consumidor de cultura”. Luis Miguel Campos director

Estamos reduciendo los espacios éticos y estéticos para crear seres humanos exclusivamente productivos al servicio del sistema”. Alfredo Espinosa actor