Inversiones deseables

Ángel Polibio Chaves

Luego de un largo período en el que la inversión extranjera fue casi nula en el Ecuador, parecería que el Gobierno Nacional ha logrado generar una imagen más amigable para la inversión foránea y es necesario una vez más, plantearse algunas inquietudes al respecto.

Hay que partir de la idea de que la inversión extranjera por sí misma no es ni buena ni mala para el país; depende de la forma como el Ecuador la canalice en el marco de un programa económico; por ello, es importante establecer las condiciones que hagan de esa inversión, una inversión deseable. Por ejemplo, en principio, una inversión para el sector financiero o de servicios, no resultaría particularmente atractiva, no así una inversión para el sector industrial en el que se logre adicionalmente la transferencia de tecnología, y que, valga el ejemplo, sirva como locomotora, es decir que no se limite al negocio específico, sino que además estimule la producción local de bienes y servicios para incorporarlos al producto final de esa empresa.

El sector minero aparece ahora como atractivo para la inversión externa, ya que más allá de las inevitables consideraciones en cuanto a prevenir mayores daños ecológicos y la consecuente reparación, dado que el país no cuenta ni con la inversión ni con la tecnología para su desarrollo, resulta imprescindible; mas, no es posible que volvamos a cometer el mismo error que se cometió en el campo petrolero, y cualquier concesión debe ir aparejada de compromisos para que los minerales que se obtengan no sean exportados en su estado natural, sino que a través de un programa puntualmente establecido, en el período de la concesión, se instalen industrias que le den valor agregado al material extraído.

Ciertamente que el hombre es el único animal que cae en el mismo error más de una vez, pero si es posible prevenirlo, ¡¡¡evitémoslo!!!