Constitución

Eduardo F. Naranjo C.

Las democracias conocidas parecen tambalearse, el modo de organización social y de selección de líderes se muestra fallido, el sistema de valores se transmuta vaporoso, las masas se guían más por emociones antes que por criterios.

Aristóteles y Platón en Grecia generaron el pensamiento constitucionalista que evoluciona hasta el presente, crearon leyes de obligación y cumplimiento, para organizar la sociedad y conducirla a futuro, con la Ilustración llegan “constituciones” para los pueblos, como un resultado revolucionario en busca de mejorar la Humanidad, caracterizando este conjunto legal como mandato supremo.

Lamentablemente aquí, la Constitución fue creada y reformada permanentemente y lo peor violada una y otra vez, incluso por aparentes conocedores del Derecho, lo que hizo que, especialistas en el tema salgan a aclarar los “continuos” errores y atropellos.

En este escenario nada es seguro, como esperar justicia y protección si los fundamentos de la suprema ley son pasados de agache ante la cara de todos. Abogados y jueces pretenden tomarnos de tontos. El interés de los gobernantes para que el ciudadano conozca su Constitución no sirvió y solo hay silencio en la sala.

La Constitución es la norma fundacional de una sociedad, que permite integrar, formar y establecer una organización funcional y homogénea con derechos y obligaciones, de allí su importancia, hecho singular y doloroso el continuo sesgo a la norma fundacional, la gente no puede confiar en ser protegida y tener posibilidad de alcanzar justicia por el poco respecto a esta y la mucha manipulación a las leyes secundarias.

Es la percepción de la gente joven, por ello su incredulidad, ante todo, que a su vez lleva graves consecuencias para ellos mismos, como actores políticos pasivos dentro del Estado.

[email protected]