VERÓNICA NARVÁEZ TERRÁN
Diez días seguimos a través de redes sociales el operativo de rescate de un elefante marino que permaneció fuera de su hábitat en Babahoyo, Los Ríos. Hubo cuestionamientos de la demora del operativo; Sin embargo, se reportó que estuvo monitoreado permanentemente.
Los elefantes marinos son carnívoros, pueden llegar a medir más de 6 metros en estado adulto, pesar hasta 4 toneladas y se encuentran catalogados como una especie amenazada, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el animal marino que se encontraba en Babahoyo cuenta con un tamaño de 3 metros, y se menciona que se desplazó aproximadamente 800 metros en dirección del río Pimocha, su permanencia fue en un sector arrocero a donde acudieron muchas personas entre curiosos y voluntarios para salvar al animal.
No es la primera vez que animales marinos pierden su cauce y lo cierto es que muchos de ellos no sobreviven, por eso muchos activistas de animales, moradores del sector y personas general, seguimos el destino del elefante marino. Como muchos llegaron al lugar hasta la delegada de la Defensoría del Pueblo para velar por los “derechos de la naturaleza”. Derechos que todos debemos hacer cumplir, vemos que los animales salen de su ecosistema para buscar alimento por efecto de la contaminación, el cambio climático, variaciones que se dan en el océano, aumentos de temperatura que afecta a todas las especies marinas. Los derechos de la naturaleza deben estar en agenda común.