Proyección cultural

Franklin Barriga López

No se puede hablar de Buenos Aires sin referirse a Jorge Luis Borges (1899-1986), el autor argentino de mayor resonancia universal e hijo predilecto de esa metrópoli donde las librerías se amanecen cumpliendo su misión, noble, luminosa, edificante.

Se ha identificado tanto a este autor con el medio en donde nació que no faltan sitios que lo recuerdan con respeto y gratitud: uno de ellos, acaso el más representativo, la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, creada y regentada por María Kodama, quien fue su alumna, secretaria, amiga, luego lazarillo y esposa. Allí se guardan libros, distinciones y más objetos que pertenecieron al célebre escritor, al que por razones políticas se le negó el Premio Nobel. Injusticia que fue reparada, en gran parte, con la entrega del Premio Cervantes en 1979.

No obstante la nombradía y reconocimientos que la culta Ciudad de Buenos Aires ha brindado a este ciudadano eminente, un grupo de personas inteligentes, preparadas, patriotas, se halla empeñado en constituir el Centro Borges, en el lugar donde funcionó la antigua Biblioteca Nacional y en la que el personaje referido fue director entre 1955 y 1973, en el centro antiguo de la cautivante metrópoli.

El grupo anotado se constituyó en la Asociación de Amigos de la Biblioteca Nacional que impulsa este proyecto que protegerá la documentación y más pertenencias borgeanas, además de dar forma y vida al centro en mención, que tendrá carácter internacional para recibir no solo a los estudiosos sino a los turistas que buscan compenetrase en la esencia bonaerense.

En este mes se conmemoran 120 años del nacimiento de este intelectual que es una de las glorias nacionales de la Argentina, país que sabe honrar, con particular orgullo y ejemplarmente, a sus valores humanos.


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