Elecciones en el barrio central de Caranqui

POR: Germánico Solis

Debo confesar que sufrí una grande decepción al constatar cómo se realizó el nombramiento del Presidente del barrio central de la querida parroquia de Caranqui. Sentí desengaño y despecho, o quizá, desaliento y tristeza ante un chasco de lo que me imaginaba iba a ser la elección de esa autoridad.

Eran las primeras horas de la noche del jueves 8 de agosto, majestuosas las torres de la Iglesia del Amor se elevaban llegando al cielo, el parque casi en silencio y al interior de la Casa Parroquial de Caranqui, reunidos una aceptable concurrencia de mujeres y hombres prestos a cumplir con el llamado del GAD-I que designaría la directiva del barrio.

Dirigían la asamblea funcionarios delegados de la Alcaldía, empobrecidos por una clara falta de motivación y solemnidad, carentes de esenciales herramientas de trabajo que se utilizan actualmente hasta en las organizaciones más pequeñas.

No miré una pizarra para las apostillas, sino, un pedazo de papel adosado a una columna. Tampoco se proyectó la ordenanza o reglamento que facultaba la legalidad y los preceptos que norman esas designaciones. Se leyó por parte de un funcionario particularidades que eran el marco jurídico para el proceso eleccionario. Apático incluso al requerimiento de un morador que pedía se precise alguna disposición que no estaba clara.

Antes de ingresar al auditorio, presumí la presencia de la primera autoridad municipal, su ausencia fue el primer desengaño de esa noche. Quise oír un discurso motivado que incite al patriotismo local y amor al suelo, a la valía de la organización barrial. No estuvo la alcaldesa ni el vicealcalde, ni siquiera un concejal. Ausentes aquellos componentes que engalanan el pundonor y que exaltan el respeto y el amor a nuestros barrios, ignorados los símbolos como banderas y escudos o distintivos del cabildo. Ignorado el suelo de Atahualpa.

La elección se cumplió con anotaciones en un pliego con escritura apurada, escasa matemática, recordándome las iniciativas en la escuelitas de otros tiempos. Supongo se elaboró el acta pertinente. Mi fe a los moradores que amorosos a su tierra comprometieron sus oficios, asimismo a los vecinos electos.