Crueldad

CARLOS TRUJILLO SIERRA

No hay nada nuevo bajo el sol, venimos repitiendo por cientos y miles de años y -si usted no es un extremista fanático religioso y de ello estoy absolutamente seguro porque de no ser así yo ya estaría condenado y maldito por usted (no logro entender el gusto por condenar y maldecir al otro)– no hay absolutos en el ambiente humano (el cero absoluto, la velocidad de la luz pertenecen al mundo de la Física). Y el mundo cambia -hasta en la percepción- de siete colores básicos avanzamos a miles de gradaciones y tonalidades.

Pero volvamos a la crueldad -que no es intangible ni absoluta. En los últimos 50 años pasamos de 4.000 millones de seres humanos a casi 8.000 millones, de la radio a la televisión y a la era digital, de las noticias que llegaban a los 2, 3 días o semanas pasamos a la transmisión instantánea. Siempre existió la censura o presión familiar o grupal para combatir la pequeña crueldad personal del muchacho (no es despectivo y se refiere a un niño) cuando uno de estos gozaba arrancando patas y alas a una pobre mosca o tratando de ahogar el gato de la casa o de la vecina, eso sucedía pero no llegaba a la prensa ni se captaba ni transmitía por teléfonos inteligentes, no inventados aún.

Hay crueldades burdas como el planificar el envenenamiento de 30 perros protegidos en distintos sitios de Quito y luego del despliegue publicitario la réplica con más de 20 gatos callejeros, en Manta o Bahía. Pero hay crueldades más sofisticadas, elaboradas artificiosamente: Tenga paciencia y escuche los relatos escalofriantes de cualquier policía o civil implicado en el 30S o un periodista independiente o en estos mismos momentos, la crueldad cometida deliberadamente por Correa con miles de jubilados impagos y luego la crueldad inconsciente o tapiñada de Moreno y su Ministro de Finanzas para querer convencer a los jubilados que acepten bonos y ganen más. Los bonos son para gente joven, pueden esperar, mejor paguemos la deuda a China con bonos.

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