¿Será posible eliminar las cárceles?

Zoila Isabel Loyola Román

Imaginemos por un instante la feliz posibilidad de eliminar las cárceles en todo el planeta. ¿Qué sucedería, en una sociedad como la nuestra? ¡Lógico!, que se produciría una paranoia colectiva, una sensación de inseguridad, que pide a gritos ¡cárcel!, para enfrentar cualquier problemática social. Lo peor es que ese miedo no es gratuito: tiene su razón de ser en una sociedad inhumana en donde se han gestado individuos violentos que causan daño a las demás personas.

Las cáceles son el fruto de la represión, la injusticia, la venganza… Sería ingenuo pensar que, en la cárcel, tal cual es ahora, las personas se rehabiliten o reparen los daños causados; ni siquiera la cárcel es elemento disuasorio ante posibles nuevos delitos. ¿Quién no ha escuchado que las mafias, el secuestro, la droga, el crimen, el teje y maneje politiquero, tienen a sus cabecillas dando órdenes desde adentro de las cárceles?

Una sociedad “humana” empezaría por un cambio radical de paradigmas: desde una realidad penitenciaria inmoral y despiadada que hoy tenemos, hasta otras maneras de encarar y resolver los problemas sociales no con venganza y castigo del ojo por ojo… sino humanizando las penas, potenciando los aspectos de rehabilitación. Para ello habría que establecer mecanismos de redención, mejorar el carácter físico de las propias cárceles, potenciar la presencia de equipos de especialistas en tratamientos psicológicos y mucha humanidad en cada una de las personas que están ligadas al sistema penitenciario.

Definitivamente no se puede esconder los problemas de una sociedad como la basura bajo la alfombra, deshaciéndose de las personas conflictivas imponiendo la cárcel únicamente como castigo, sin respetar las garantías básicas y sobretodo la dignidad de cada persona, que es sagrada. (O)

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