Por fin se fueron

Tardó bastante desenredar el ovillo de mentiras y tomar contundentes decisiones para llamar a juicio político al cuarteto que con facilidad se enquistó por poco tiempo en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. La oportunidad de enquistarse, figurar y hacer lo que la Ley no manda se fue de las manos, pensaron que el poder llamado ‘Quinto’ era de ellos para hacer y deshacer de la Constitución y que todo sería bien visto pero tanto dio el cántaro hasta que se rebozó.

En nuestro país se desmejoró en forma rápida el quehacer político con la metida de manos y de todo el cuerpo, participar cualquier ciudadano sin probidad y el conocimiento preciso, no solo para hablar sino para reflexionar y concebir la enorme responsabilidad y entendimiento para ejercer una alta representación del pueblo soberano. Está visto una vez más que en la política pescan a río revuelto, que no es aconsejable ni aceptar a cualquier persona para que tercie en una alta distinción, pero claro, la ignorancia es atrevida y quienes la secundan son más que eso.

Los asambleístas en número de 84 actuaron por convicción y distinción y ahora sí merecen el aplauso de los ecuatorianos que en mayoría esperábamos tal pronunciamiento. Aquellas personas destituidas deben saber que el título no lo es todo, sino el accionar, la moral y el desenvolvimiento, pues, ahora con facilidad y prebendas, algunas personas lucen títulos mal adquiridos y sinvergüenzamente. El cura Tuárez se olvidó que había profesado una religión mediante la promesa a los votos sacerdotales, se le cayó la sotana, se fue contra los mandamientos de Dios, campeó la farsa y la mentira y los acólitos se quedaron con los churos hechos queriendo ser y no poder por el afán desmedido, mal intencionado y llenos de prejuicios.

La exministra de Salud que hablaba por cuatro pero no ejecutaba ni atendía el mal de la salud que aqueja a los ecuatorianos, se fue con la censura de los 84, pensó que todo le había salido bien hasta el día anterior, dejó mal la preparación que ostenta y la calidad humana como médico. Ahora se sienten otros vientos para los ecuatorianos.

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