Emilia Andrade, fundadora de Picnic de Palabras Ecuador

Cultura. Leer es necesario para entendernos y volvernos más humanos, señala Emilia.
Cultura. Leer es necesario para entendernos y volvernos más humanos, señala Emilia.

Junto a la laguna del parque La Carolina y detrás del Jardín Botánico, cada 15 días se han contado muchas historias. Familias han llegado hambrientas de libros a un picnic muy particular que Emilia Andrade, de 30 años, empezó una mañana de noviembre de 2014. “Me atrajo porque era un proyecto tan sencillo, que requería de pocas cosas”, dice la fundadora del Picnic de Palabras Ecuador, cuando recuerda el momento en el que supo que en Quito también podía germinar una idea que nació en Bogotá, Colombia. Para ese tiempo, la quiteña que estudió terapia del lenguaje en la Universidad colombiana del Rosario, había reunido una colección de libros privada y decidió que la donaría. Tres compañeras la apoyaron. “Tenía ganas de una biblioteca colectiva, porque los libros cobran vida en las manos de los lectores”, cuenta. Cinco años después, el Picnic también se ha instalado en Cumbayá y Cuenca, y ha visitado Ibarra, Guayaquil, Manabí, Puyo, Pacto y otras ciudades. Con voluntarios y aliados, como editoriales y escritores, el año pasado, este evento ganó un reconocimiento de la fundación alemana GIZ y Medialab; y la oportunidad de recaudar fondos a través de la plataforma de financiamiento de proyectos sociales Greencrowds. En el inventario hay más de 200 libros que han llegado gratis a familias, como la de los hermanos Mateo y Cristopher, quienes han crecido estos años con el proyecto que está junto al puesto de jugos de su madre y su abuela, en La Carolina.