San Antonio de Ibarra y Leonidas Proaño

POR: Rocío Erazo Benavides

Precisamente mañana, 25 de agosto, se conmemora 31 años de la Pascua de Monseñor Leonidas Proaño. La concentración será a las 08:30 en el Parque Eleodoro Ayala de San Antonio de Ibarra. Invitados todos a la “Caminata por la Vida, Celebración Eucarística, XIX Festival del Maíz y la Fiesta Cultural”.

Monseñor Proaño, uno de esos obispos – profetas de Latinoamérica que dejó huella profunda. Momentos después de su muerte, en aquellos tiempos, el 31 de Agosto de 1988, sus restos se trasladaron en medio del dolor de su pueblo a una peregrinación doliente desde Riobamba a Pucahuaico, lugar de su nacimiento y descanso. Tres décadas más tarde, su nombre está ligado a la lucha indígena, fue de sus empeños y los de sus misioneros que nazca la organización, que más tarde se convirtió en el mayor de los movimientos sociales del país, a causa de la traición de sus dirigentes, se ha degenerado en un espacio que se vende al mejor postor, a sus peores verdugos históricos, sin embargo Monseñor Proaño ha sido la mejor carta de presentación de la Iglesia Misionera del Ecuador.

San Antonio tiene un gran legado de saberes, ésta es una parte, la otra es puesta por quienes nos lideran que aciertan o desaciertan. Fue el obispo que repartió las tierras de la diócesis a los campesinos; que alfabetizó a miles de indígenas desde las Escuelas Radiofonicas Populares (ERPE); que impulsaba la concientización y organización indígena, campesina y popular. Que empujaba hacia una reflexión teológica desde los más limitados, que soñaba con una «iglesia indígena»; que propuso vender la custodia de la catedral (joya colonial) para que estuviera en el museo del Banco Central y, con el dinero, capacitar indígenas y campesinos, para comprar tierras para ellos; que organizó la diócesis en zonas pastorales animadas por equipos misioneros; que usó más el sombrero y el poncho que la mitra y el báculo, uno de los representantes más destacados en Ecuador de la Teología de la Liberación.