Lecciones ajenas

Ángel Polibio Chaves

Hace pocos días, en la frontera colombo ecuatoriana, el cuadro de cientos de familias venezolanas que pugnaban por ingresar al Ecuador, en especial una pequeña niña de apenas 3 o 4 años que con pasitos cortos e inseguros acompañaba a sus padres, me conmovió profundamente. Pensé sin embargo, que quizás esos miles de emigrantes forzados, de alguna manera también son responsables de su tragedia, porque en su momento, no reclamaron por los excesos de ese gorila vanidoso que los gobernó hasta su muerte, o los que siguieron bajo la dictadura del monigote que hoy los tiene sometidos con la complicidad de la mafia narco militar que se ha conformado a su alrededor y, al contrario, los dejaron hacer y crecer hasta convertirlos casi en inamovibles.

Pero enseguida mis reflexiones tornaron a nuestro país, más cuando conocemos que el aprendiz de dictador que mal gobernó al Ecuador en la llamada década ganada, tiene todavía seguidores y fanáticos que suspiran por su retorno, y pensé en el peligro inminente en el que nos hallábamos hace un par de años y lo que es peor, que todavía no ha desaparecido de nuestro horizonte; pensé en que muy pocos reaccionamos cuando se sustituyó a media centena de legisladores legítimamente elegidos, por los diputados de “los manteles”; cuando, con insólito desparpajo, anunció que metería la mano en la justicia, como en efecto ocurrió, condenando a gente inocente, como se sabe hoy; cuando en forma reiterada mirábamos impasibles los resultados electorales fraudulentos que cada vez que era necesario los procesaba un Consejo Electoral al mando de sus súbditos; o cuando en la Asamblea Legislativa una mayoría sumisa aprobada cuanto le llegaba desde Carondelet.

Pensé entonces que hay que aprender las lecciones de los pueblos hermanos y dejar nuestra pusilanimidad y desinterés, para más tarde no tener que lamentarnos por dejarlos hacer…